Mucho tiempo me tumbo a gusto

Mucho tiempo me tumbo a gusto donde, ubicada por el turano, Marsella, de muchos mástiles, ve el azul Mediterráneo.
Ahora cantarína en la hora de deporte, ahora alborotadora por salarios, ella acampa alrededor de su viejo puerto, como anciana de siglos.
Aires argelinos a través de todo el lugar saludan inconquistablemente, incomparables mujeres andan por las sombras del callejón.
Y alta sobre la oscuridad y el cementerio, y donde el cielo es más pálido, la virgen dorada del guardia brilla, atrayendo al navegante.
Ella escucha el rugido de la ciudad en lo alto, ladrón, prostituta y banquero, ella ve los barcos y sus mástiles anclados, inamovibles.
Ella ve salpicar los nevados islotes, el azul inmortal del mar, y acaso, aquel lugar almenado, torre, torrecilla y aspillera.

 

traducción:  HM

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