Fuga y recaptura de Moussa Dadis Camara en Guinea
El ex presidente militar de Guinea, Moussa Dadis Camara, está de vuelta preso, dijo su abogado ayer, negando que fuera partícipe del asalto armado a la prisión, que describió como un secuestro.
Los residentes de la capital Conakry se despertaron mientras hombres fuertemente armados liberaron a Camara y tres camaradas del presidio central, disparando una cacería en toda la nación dispuesta por las actuales autoridades.
En un posteo en sus redes sociales, el abogado Pepe Antoine Lamah dijo que Camara estaba de vuelta en la prisión central de Conakry. No compartió detalles de cómo su cliente retornó a su celda, pero acusó al gobierno de fallar en la protección de sus detenidos.
«Camara fue secuestrado esta mañana por individuos que lo forzaron a ingresar a un vehículo. Es inaceptable e inapropiado clasificar a un secuestro como una huida” dijo Lamah.
Llamamos a las autoridades guineanas pero se eximieron de hacer comentarios. El procurador general dijo que abrirá una investigación contra Camara y los otros involucrados en lo que llamó “una fuga”.
Todo el episodio quedó envuelto en una bruma de rumores sin sustento. Lo que el gobierno no pudo refutar es que lanzó a un montón de soldados a patrullar las calles y carreteras para dar con la figura de Camara y sus secuaces.
En el distrito de Kaloum se produjeron enfrentamientos con fuertes detonaciones, y todos dedujeron que habían hallado a los fugados y que el asunto terminaría a los tiros, como se suelen resolver estos “escapes” en cualquier sistema penal africano.
Durante la balacera toda la población sintió incertidumbre, pues no sabían si se estaba concretando otro golpe de estado, con todos los trastornos o males que suelen acarrear para los sectores más débiles y vulnerables de una población sometida a estrictos regímenes políticos.
El incidente muestra la frágil situación de la seguridad en Guinea, que está a cargo de una junta militar que dio su golpe en 2021. Camara y sus acólitos están siendo juzgados, acusados de orquestar y liderar una masacre y una violación en masa de sus fuerzas de seguridad en la que fueron asesinados 150 asistentes a una marcha a favor de la democracia. Camara negó su responsabilidad, acusando de las atrocidades a soldados errantes.
En 2008 el imputado había liderado un golpe militar que lo condujo a la cabeza del primer exportador de bauxita africano. Luego de gobernar un año, fue herido gravemente en la barriga cuando un ñato colega intentó asesinarlo. El se mantuvo popular en el sur, aunque su reputación se fue al tacho con la masacre, ocurrida durante su breve presidencia. Los familiares esperaron el juicio ávidos de venganza. Las negociaciones para que cumpliera prisión efectiva fueron arduas, a pesar de las pruebas que lo ubican como protagonista de varios crímenes y violaciones. Camara, a pesar de que ya está avejentado, juega al fútbol y sigue manejando negocios turbios desde la cárcel. Acusa a la junta actual de perseguirlo y querer matarlo, y su sueño es huir a Francia y prosperar en Europa, como cualquier hijo de vecino.