Noche y día
Cuando el día dorado está hecho, a través del portal de cierre, niño y jardín, flor y sol, todas las cosas mortales se desvanecen.
Mientras las enceguecedoras sombras caen, mientras los rayos disminuyen, bajo el manto de la tarde todas se alejan y desaparecen.
Jardín oscurecido, margarita apagada, niño en cama, ellos duermen, luciérnaga en el surco del pasillo, ratones entre la madera.
En la oscuridad brillan casas, padres mueven las velas, hasta que en toda la divina noche giran las manillas del dormitorio.
Hasta que al fin comienza el día rompiendo en el este, en los setos y los ballenatos, pájaros durmientes se despiertan.
En la oscuridad formas de cosas, casas, árboles y setos se aclaran, y alas de gorrión baten en las cornisas de la ventana.
Estos despertarán a la doncella bostezando, ella abrirá la puerta, encontrando rocío en el resplandor del jardín y la mañana partida.
Allí mi jardín brilla de nuevo, pintado de verde y rosa, cuando a la tarde detrás del cristal se desvaneció de mis ojos.
Así como fue encerrado, como juguete, en el llano, aquí lo veo brillar con el día bajo el cielo resplandeciente.
Cada sendero y cada parcela, cada rubor de rosas, cada azul nomeolvides donde reposa el rocío, “¡Arriba!» gritan ellos, “viene el día sobre los valles sonrientes: hemos batido el tambor de la mañana, compañero, únete a tus aliados!»
traducción: HM