Enviado para “el jardín de versos de un niño”
Si descansas en el asiento del jardín con los pies levantados , bajo el cielo azul total de mayo, o sea que estés sobre el sofá, sin ningún adulto cerca, ocupando algún suave rincón, toma este volumen en tus manos e ingresa a otras tierras, ¡porque sí! (como los niños fingen), supon que estás cazando en las filas del jardín o en el desván de madera o el sótano –una puerta tachonada de clavos y oscura, descendiendo por la escalera hallaste que conducía a reinos subterráneos, parado allí, deberías oír con facilidad a extraños pájaros cantando, o a los árboles balancearse en los grandes bosques de ladrones, o campanas sobre varias ciudadelas de hadas-:
Allí pasando (-más o menos un paso- ¡ni mamá ni la nodriza necesitan saberlo!), desde tus bonitos viveros pasarías, como Alicia a través del Espejo o Gerda siguiendo a Pequeño Rayo, a maravillosos países lejanos. Bueno, y justo así este volumen puede transportar a cada pequeña dama u hombre, prestos desde donde viven, donde otros niños solían jugar, como desde la casa tu madre te ve jugando alrededor de los árboles del jardín, así tú puedes ver si sólo miras a través de las ventanas de este libro, a otro niño lejos, bien lejos, y en otro jardín juega pero no piensas que puedes en absoluto, golpeando en la ventana, llamar a ese niño para que te oiga. El aún intenta torcerse en su asunto de juego, él no te escucha, él no mirará, ni será todavía atraído por este libro. Porque hace mucho tiempo, verdad es decirlo, él ha crecido y se ha ido, y sólo es un niño de aire que espera allí en el jardín.
traducción: HM