Los ritos de oscuridad

Los trineos de los niños descienden por la pendiente derecha. A la izquierda, neblinosas en el aire tambaleante, mil luces manchan las ramas del viejo bosque, como lunas coloreadas en un pozo de leche.
Los trineos de los niños no hacen sonido en la nieve compactada. Sus gritos brillantes no son escuchados en aquella extraña colina. Los más jóvenes están envueltos en ropa de oro, y sus bufandas han sido sumergidas en sangre. Todos los otros, desde el hijo de Tegos, que es el obispo de la Iglesia Negra cerca de Tarn, hasta la hija de la menos puta, están ataviados en brillante vestido de amor, pequeñas anguilas desnudas, ellos resplandecen a través del sorprendido hielo. Y detrás de cada trineo trota un hombre con su sexo sostenido como un látigo en su mano serpenteante.
Pero nadie ve el caballo gigante que trepa los pasos que se estiran adelante entre las luces que llaman y aquella colina, directo al trono de Dios. El es más alto que el árbol más alto y sus flancos se empañan bajo la luna fría. El ritmo de su corazón sacude el cielo y su hocico extendido resopla a la estrella más anciana
Sólo el inocente acerca el mal sin temor, en su llama apuntada ellos conocen todas las cosas vivientes. El único mal es la duda, el único bien no es la muerte sino la vida. Ser es amar. Esto pensé mientras estaba parado, la nieve caía en aquel amargo lugar, y los jinetes cabalgaban sus trineos inmóviles hacia ningún lugar de sueño. Ah, Dios, podemos caminar tan fácilmente, cama con mujeres, hacer cualquier negocio para los cuales son las casas y caminos, rascar nuestras piernas y arrastrar velas a través de aquellas cuevas, pero Dios, no podemos creer, no podemos creer en nada. Porque nada es suficiente puro. Porque nada ocurrirá siempre que nos haga bien en nuestra propia visión. Porque nada es mal suficiente.
Me agacho sobre mis talones, elevo mi cabeza a la luna y aúllo. Cavo mis uñas a mis lados, y río cuando la nieve se pone roja. Mientras me inclino para beber me río ante todo lo que cualquiera ama.
Todos tus malditos caballos trepando al paraíso.

traducción: HM

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