El templo
Dejar la tierra era mi deseo, y ninguna voluntad se quedó con mi ascenso. Temprano, antes de que el sol hubiera llenado los caminos con carros transportando gente a bodas y a crímenes, antes que los hombres dejaran sus seres de sueño para vagar en la oscuridad del mundo como bestias azotadas.
Yo no tomé ningún paquete. No tenía caballo, no tenía personal, no tenía arma. Yo me levanté de un pequeño modo y alguien me llamó, diciendo ‘Pon tu mano en la mía. Buscaremos juntos a Dios’. Y yo respondí ‘Es tu padre el que está perdido, no el mío’. Luego el cielo se llenó con lágrimas de sangre y serpientes cantaron.
traducción: HM