Taller
Debería comenzar más bien diciendo cuánto me gusta el título. Me atrapa enseguida porque estoy en un taller ahora, así que de inmediato el poema tiene mi atención, como el anciano marinero agarrándome de la manga. Y me gustaría el primer par de stanzas, la manera en que establecieron este modo de auto-apuntarse que atraviesa el poema entero y nos dice que las palabras son comida arrojada al suelo por otras palabras para comer. Casi puedo saborear la cola de la serpiente en su propia boca, si saben lo que quiero decir.
Pero de lo que no estoy seguro es la voz, que suena en lugares muy casuales, muy de blue jeans, pero otras veces parece distante, profesional en el peor sentido de la palabra, como el poema está soplando humo de pipa en mi rostro. Pero tal vez esto es justo lo que desea hacer.
Lo que encontré atractivo eran las stanzas del medio, especialmente la cuarta. Me gusta la imagen de nubes volando como rombos que me dan un retrato muy claro. Y realmente me gusta cómo este operador de puente levadizo aparece justo desde el azul con sus pies elevados sobre la baranda de hierro y sacudiendo su caña de pescar –me gusta sacudir-, un gancho en el lento canal industrial debajo. Amo el lento canal industrial debajo. Todos esos.
Quizá sea solo yo, pero la siguiente stanza es donde empiezo a tener un problema. Digo, ¿cómo la tarde se endereza hacia las estrellas? ¿Y qué es un obbligato de nieve? También, vago las calles descafeinadas. En aquel punto estoy perdido. Necesito ayuda.
La otra cosa que me lanza afuera, y quizás éste sea solo yo, es el modo en que la escena se mantiene cambiando.
Primero, estamos en este gran aeródromo y el parlante está inspeccionando una fila de dirigibles, lo que me hace pensar que esto podría ser un sueño. Luego, él nos lleva a su jardín, la parte con las dalias y la manguera enrollada, aunque eso sea bonito, la manguera enrollada, pero entonces no estoy seguro de dónde se suponía que estábamos. La lluvia y la luz verde menta, eso lo hace sentir afuera, ¿pero qué de este empapelado? ¿O es una especie de cementerio interior? Hay algo sobre la muerte que está ocurriendo aquí.
De hecho, comencé a preguntarme si lo que tenemos aquí son realmente dos poemas, o tres o cuatro, o posiblemente ninguno.
Pero entonces aquí está aquella última stanza, mi favorita. Aquí es donde el poema me conquista de vuelta, especialmente las líneas habladas en la voz del ratón. Digo, todos hemos visto aquellas imágenes en caricaturas antes, pero aún amo los detalles que él usa cuando está describiendo donde vive. El pequeño perfecto arco de una entrada en el rodapié, la cama hecha de una lata de sardina enrollada, el carrete de hilo para una mesa. Comienzo pensando en qué duro tuvo que trabajar el ratón noche tras noche recogiendo todas aquellas cosas mientras la gente en la casa estaba profundamente dormida, y eso me da un sentimiento muy fuerte, una muy poderosa sensación de algo. Pero no sé si alguien más sintió aquello. Quizá sólo fui yo. Quizá sólo el modo en que lo leo.
Traducción: HM