La esperanza es una bandera harapienta

La esperanza es una bandera harapienta y un sueño de tiempo. La esperanza es una palabra hilada, el arcoiris, el arbusto en blanco, la estrella vespertina inviolable sobre las minas de carbón, el destello de luces norteñas a través de la amarga noche de invierno, las colinas azules más allá del humo de las obras de acero, los pájaros que continúan cantando a sus pares en la paz, la guerra, la paz, el bulbo de azafrán de diez centavos floreciendo en un salón de ventas de autos usados, la herradura sobre la puerta, la pieza de suerte en el bolsillo, el beso y la risa confortante y resuelta, la esperanza es un eco, la esperanza se ata allí, allí. El pasto de primavera mostrándose donde menos se lo esperaba, la lanilla rodante de nubes blancas en un cielo cambiante, la transmisión de cuerdas desde Japón, campanas desde Moscú, de la voz del primer ministro de Suecia transportado a través del mar en representación de una familia mundial de naciones, y niños cantando corales de Cristo niño, y Bach siendo transmitido desde Bethlehem, Pennsylvania, y altos rascacielos prácticamente vacíos de ocupantes, y las manos de hombres fuertes buscando a tientas asideros y el Ejército de Salvación cantando Dios nos ama
traducción: Hugo Müller

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