Odisea rohingya y humanitarismo de Bangladesh
Refugiados rohingya que han estado durante meses a bordo de botes atestados están siendo enviados a una remota isla deshabitada por la marina de Bangladesh, mientras cientos de botes con rohingyas de diversas edades surcan el océano Indico a la deriva.
Este sábado llegaron cientos de rohingyas a la costa de Bangladesh. Como no los podían acomodar ni siquiera en campamentos desastrosos, no tuvieron mejor idea que mandarlos a Bhasan Char, una isla de limo en el estuario del río Meghna.
Al menos mil rohingyas han quedado sin rumbo entre Bangladesh y Malasia, echados de dichos países por las respectivas autoridades con la excusa sanitaria de que es imprescindible para combatir con eficacia al coronavirus
Bangladesh alberga actualmente a 1 millón de refugiados rohingya que huyeron de la persecución en Myanmar. Con tal precedente, no es cuestionable que durante la pandemia se ofrezca a los perseguidos una tierra fértil donde rehacer sus vidas. Sin embargo, los rohingyas no quieren saber nada, porque saben que Bhasan Char es vulnerable a tsunamis e inundaciones. Además, ahí estarán completamente aislados, sin acceso a servicios de salud o educación.
Yanghee Lee, relatora especial de la ONU en Myanmar, dijo que no se sabe si la isla es “habitable”.
El problema es que cientos de royinghas están hacinados en un ferry endeble, sin víveres ni medicinas, y que han pedido ayuda a varios gobiernos sin obtener respuesta alguna a su apremiante situación. Los refugiados a bordo prefieren perecer en el mar que en un campamento bengalí. Intentaron llegar a Malasia pero fueron rechazados. El ministro de relaciones exteriores bengalí explicó que “estamos sobrecargados y no podemos permitir que las embarcaciones se aproximen a nuestros muelles”.
Los famliares que prefirieron languidecer en tierra están preocupadísimos y creen que sus parientes morirán, y que sus cuerpos serán comidos por ballenas o tiburones. Las autoridades bengalíes ya rescataron cientos de naves parecidas con rohingyas demacrados al borde la inanición (tras pasar dos meses naufragando en el mar). Según la ONG Médicos sin fronteras, los sobrevivientes cuentan que son asaltados por traficantes que los explotan y abusan de ellos de mil maneras. De cada nave rescatada la mitad de los ocupantes llegan muertos o se han perdido en el camino. De todos modos, Las cuentas de víctimas de Covid-19 rohingyas parecen no preocuparle a la Universidad John Hopkins, ni a la OMS o Bill Gates.