Boinas verdes capturados en nuevo intento de golpe promovido por Guaidó

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana arrestó a docenas de personas, incluidos dos yanquis, luego de invadir una isla para intentar otro asesinato del presidente Nicolás Maduro, en un plan apoyado por el líder proclamado por Trump (eso de la autoproclamación ya pasó de moda, ahora hay que hablar como son las cosas en la realidad).

Trump dijo hoy que la situación en Venezuela “no tiene nada que ver con nuestro gobierno. Lo averiguaremos, sólo escuchamos una versión” –así se refirió el vendedor de armas devenido en presidente cuando se le consultó sobre el incidente en que habían sido arrestados dos ex soldados estadounidenses.

Maduro sostuvo en alto los dos pasaportes de los terroristas, leyó sus nombres y fechas de nacimiento en su último mensaje televisivo a la nación sudamericana. Mostró imágenes de los botes de pesca en los que arribaron los atacantes y su equipamiento (walkie-talkies y anteojos infrarrojos), acusando a los gobiernos de Estados Unidos y Colombia de su planificación y financiamiento. Maduro elogió a los pescadores del pueblito de Chuao, que lograron arrinconar a los mercenarios y los envolvieron en una red de la que no pudieron escapar, para entregarlos luego a agentes de la Inteligencia Militar venezolana.

Otro boina verde –mano de obra desocupada para torturar y matar al mejor postor-, le contó a Associated Press que estaba trabajando con los yanquis capturados para liberar a Venezuela. La operación dejó a ocho terroristas muertos en la playa, cerca del puerto de la Guaira. Los dos militares atrapados son Luke Denman y Aaron Berry, sirviendo ambos en Irak y Afganistán. La misión de la que formaban parte se llamaba Operación Gideon. Políticos opositores y autoridades estadounidenses sugirieron que se trata de un show armado por aliados de Maduro para desviar la atención de los problemas del país.

Juan Eduardo Romero, miembro del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), dijo a Maldita Realidad que la guerra contra el gobierno de Maduro se desarrolla en varios niveles. “Estados Unidos se ha empacado a hacerle la guerra a un gobierno constitucional. De todos modos, la perfecta unión cívico-militar que existe en el país es el mejor antídoto contra los planes de invasión que atiza la derecha enajenada.

Venezuela ya estaba hundida en una crisis política y económica profunda antes de la aparición del coronavirus, con los servicios públicos básicos colapsados y dificultades para acceder a alimentos, lo que impulsa la emigración de 5 millones de venezolanos a toda la región. A pesar de una campaña de persecución y acoso constante Maduro logró sostenerse en el poder, y de los cinco millones que huyeron ya más o menos 2 que retornaron al país, escuálidos y con el rabo entre las patas. Entretanto, un juez yanqui declaró que Maduro es un narcotraficante y ofreció una recompensa de 15 millones de dólares a quien logre arrestarlo. Precisamente, esa era la suma que los boinas verdes pretendían cobrar tras deshacerse del presidente venezolano.

Como las relaciones bilaterales están rotas, la falta de una embajada estadounidense en Caracas complica los planes del “contratista” Goudreau. “He intentado comprometer a distintas personas en diferentes niveles. Nadie atiende mis llamados, es una pesadilla” aseveró el emisario organizador de la asonada.

Goudreau dijo que firmó un contrato con Juan Guaidó para derrocar a Maduro, lo cual es negado por Guaidó. “Yo no tengo nada que ver con eso” dijo el clownesco líder de la derecha caribeña.

El fiscal general de Venezuela dijo que el contrato era por 200 millones de dólares y que está estampada la firma de Guaidó allí. Goudreau dijo que los políticos nunca cumplieron con sus obligaciones, y que fue empujado a la cabeza de una operación con baches presupuestarios y apenas 60 combatientes, incluidos los dos veteranos yanquis detenidos.

“La última vez que me comuniqué con ellos estaban en un bote orillando la costa venezolana. Estaban buscando una confrontación inicial con la armada bolivariana. Se estaban quedando sin combustible. Si debieron desembarcar, habrán ido a algun lugar seguro. Estaban esperando que una lancha de Aruba los aprovisione con bunker (combustible marino)”.

Las autoridades venezolanas anunciaron que este martes detuvieron a ocho mercenarios más en la costa, mostrándolos con las manos atadas, semidesnudos y agachados en la calle. Entre ellos estaba el capitán de la Guardia Nacional Antonio Sequea, que participó en las revueltas contra Maduro del año pasado. Goudreau dijo que fue un placer trabajar codo a codo con Sequea. El fiscal general Tarek William Saab dijo que ya arrestaron a 114 personas sospechosas de estar involucradas en el ataque y están a la caza de otras 92.

La investigación de Associated Press señala que Goudreau lideró una cuadrilla de entrenamiento para desertores de las fuerzas de seguridad venezolana que se capacitaron en Colombia para ser paramilitares hechos y derechos al servicio de los intereses yanquis. Por lo pronto, Guaidó se despegó de Goudreau, aunque hay muchas fotos y documentos que lo incriminan, una vez más, en un crimen o una perversidad atroz.

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