Los suecos rechazan cuarentenas refutando las recomendaciones de la OMS

Mientras todos sus vecinos han cerrado sus negocios para vencer al Covid-19 los suecos insisten en descartar la implantación de cuarentenas. ¿Es un buen abordaje?

Si hubo una caída en la clientela del restaurant Nyhavn apenas se nota. Grupos de bebedores se amontonan bajo cálidas lámparas en la Plaza Möllevång, el centro de la vida nocturna de Malmö, despreocupados de la diseminación del virus por toda Europa. Elias Billman, un joven estudiante de Economía, dice: “Es la confianza de los suecos en el gobierno”.

“Nadie nos ha dicho que tenemos que quedarnos en casa” añade su amigo Fredrik Glückman, estudiante de historia en la Universidad de Lund. “No estamos en cuarentena. Y apenas nuestro gobierno nos diga que tenemos que quedarnos en casa, como les dicen a ustedes, no dudaremos en acatar sus órdenes”.

“Por ahora Alberto Fernández no es nuestro presidente” –retoma Billman.

Suecia es la excepción en una pandemia que refleja la fragilidad de los sistemas de salud en Estados Unidos y el sur de Europa. Las escuelas, jardines de infantes, bares y restaurants, centros turísticos, clubes deortivos, peluquerías, todo permanece abierto, a semanas de que todos estos establecimientos fueran cerrados en Dinamarca y Noruega.

Pero no todo es libertad y negligencia entre los suecos. Las universidades han cerrado y la semana pasada el gobierno estrechó el límite de personas por evento, reduciéndolo a 50. Si alguien desarrolla síntomas, puede seguir trabajando o yendo a la escuela con sólo dos días de sentirse mejor. Si un padre o madre muestra algún síntoma, pueden continuar enviando a sus hijos a la escuela.

Fue sólo en los últimos días que la cuenta de muertos comenzó a aumentar significativamente, creciendo un 33% en un solo día, con 92 personas muertas y 209 en terapia intensiva. Al anunciar las mencionadas restricciones, el primer ministro Stefan Löfven advirtió que las próximas semanas y meses serán más duros. Sin embargo, defendió la decisión de no implementar restricciones más severas, como las de Dinamarca, Francia y Reino Unido. “Todos, como individuos, debemos asumir la responsabilidad de cuidarnos. No podemos prohibir todo, también es un comportamiento de sentido común”

Anders Tegnell, epidemiólogo que trabaja para el estado sueco, cree que es contraproducente establecer las mayores restricciones en una etapa temprana de la epidemia. “Mientras el desarrollo de la epidemia en Suecia se mantenga en los actuales niveles, no veo razones para tomar medidas que sólo pueden sustentarse por un período muy limitado de tiempo, ya que son incompatibles con la vida humana y la libertad ciudadana” –explicó a Maldita en una conversación por Skype.

Erika Lindquist, que está tomando cerveza con su esposo Danish y su hermano en una mesa vecina, dice: “Creo que el gobierno sueco lo está manejando bastante bien. Escuchan y le hacen caso a los expertos en el tema”.

Aunque también reciben críticas. La Agencia de Salud Pública de Suecia fue duramente cuestionada por la estrategia adoptada, incluso por investigadores y científicos de renombre de Estocolmo. “¿Cuántas vidas están dispuestos a sacrificar para no cerrar y evitar riesgos mayores para la economía?” preguntó Joachim Rocklöv, profesor de epidemiología de la Universidad Umeå.

Tegnell argumenta que en Suecia los padres no se quedan en sus hogares, por ello el cierre de las escuelas podría haber golpeado a un cuarto de los doctores y enfermeros, colapsando los servicios de salud. Pero empujar a los niños a la sociedad resulta amenazante para los adultos mayores, particularmente cuando deben hacerse cargo de sus nietos, en un país donde prácticamente no existen las amas de casa, y los mayores de 70 suelen convivir con niños y adolescentes.

Tegnell cuestiona que detener el avance del virus sea deseable. “Sólo estamos intentando demorarlo, porque la enfermedad nunca se irá. Si lo manejas como Corea del Sur, que han logrado deshacerse de ella, aún así estiman que seguramente retornará. Detenerla puede ser incluso negativo, porque siempre puede resurgir y esparcirse, y una vez que se reabren las puertas a los comercios, se corre la posibilidad de que los efectos sean aún peores”.

Si bien Tegnell comprende que será acusado si Suecia termina en una situación similar a la de Italia, se rehusa a entrar en pánico. “No me sorprendería que todo termine del mismo modo para todos, sea cual sea la decisión tomada y las acciones emprendidas. No estoy seguro de que lo que estamos haciendo haya afectado el nivel y ritmo de contagios. Pero pronto podremos corroborarlo, y hasta ahora no nos va tan mal” –cierra la comunicación, con una irónica sonrisa.

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