Los soldados en Lauro
Nuestros muertos son jóvenes, yacen como bebés, los vientres que una vez bendijeron no se curan secos y aún, demasiado pronto dentro de cada espacio una tierra fría cae sobre un rostro más frío.
Bastante quietas yacen aquellas cañas recién cortadas, atrapadas en la tierra como semillas de invierno, pero no brotarán cuando sean llamadas por la primavera para explotar con hoja y flor, duermen en el polvo silencioso como cruces podridas y cascos oxidados.
traducción: Hugo Müller