Digo, digo, digo
¿Hay alguien aquí que quiera irse para una risa?, ¿alguien que se haya abierto la muñeca con una espada en el baño? Aquellos en la oscuridad al fondo, escuchen bien. Aquellos al frente que saben, aquellos que tenemos, manos arriba, mostremos aquella pulgada de piel lacerada entre el hombro y el puño. Digámoslo como es: trago fuerte, una marca carmesí alrededor de la bañera, una yarda de pelusa, toallas blancas lavadas doce veces, aún rosas. Mala suerte. Una pasión entonces por los relojes, brazaletes, cadenas. Una historia parecida: fueron azotados por zarzas recogiendo fresas en los bosques. Vengan limpios, vengan buenos, repitan conmigo con la línea de remate ‘así como la sangre’ cuando aquellos del fondo se precipiten adelante para decir cómo un pequeño amor va por su largo, largo camino.
traducción: Hugo Müller