“¡Oh fuck!”: El desmanejo trumpero del coronavirus
Momentos antes de anunciar la suspensión de los viajes entre Estados Unidos y Europa, mientras el número de casos de coronavirus pasó en una semana de 15 a 1.300, la voz fanfarrona del multimillonario presidente Donald Trump se oyó con claridad en un micrófono casualmente abierto: “¡Oh fuck! Hice una marca con la lapicera. ¿Alguien tiene la cosa blanca?, ¿la vieron, de qué lado funciona?”. Esta chapucera pregunta de Trump fue reproducida en noticieros de todo Estados Unidos, mientras las estaciones de TV se preparaban para recibir la señal de la Casa Blanca.
Durante su alocución al país (y al mundo) desde el salón oval, también el presidente aseguró que Estados Unidos es un país glorioso que tiene a los mejores científicos del planeta, y que derrotarán al coronavirus con más orgullo y emoción que en un guión hollywoodense. La interdicción de los vuelos hacia y desde Europa comenzará a regir recién el 20 de marzo y tendrá una duración de un mes. El riesgo de que el virus atribuido a los chinos se expanda a nivel comunitario es cada vez más grande, según aseveraron autoridades del sector de salud pública, que en el país hegemónico se destaca por su nula capacidad de respuesta ante crisis virósicas y epidémicas.
Trump comparó la restricción a la prohibición similar de volar a China. “Tuvimos que tomar la misma acción con Europa” dijo firmemente el rubicundo mandatario. Apenas concluido su mensaje, se oyó por el mismo micrófono mal cerrado. “En Italia la epidemia se desmadró y nuestros planes se fueron al carajo”.
Lo cierto es que las repercusiones del discurso trumpista fueron nefastas para Wall Street, que ya venía en vertiginosa picada, en tanto los líderes europeos expresaron su disconformidad criticando la medida por militarista, egoísta e inconsulta. Entretanto, el coronavirus parece ensañarse con el viejo continente, afectando fuera de China a deportistas de élite o funcionarios estatales. Jamás se vio en nuestro planeta un virus o enfermedad con tanto marketing y propaganda colateral para cambiar hábitos de higiene y que la población viva encerrada en su casa, consumándose otra distopía apocalíptica tan frecuente en los tiempos que corren.
Se podría especular que el virus, que liquida principalmente a las franjas etarias más provectas de adultos mayores, fue diseñado precisamente para desembarazarse de gruesas capas de población vetusta ante la insostenibilidad de los sistemas de jubilaciones y pensiones de casi todos los países. Varios analistas económicos y representantes de la bolsa adelantaron que el tema de sostener la vejez de cada vez más seres humanos, ante la reducción de las fuentes laborales y la recesión espantosa que aqueja a todas las actividades económicas, amenaza la estabilidad mundial. Las pérdidas y caídas del petróleo y de la mayoría de los commodities será mucho más pronunciada con las suspensiones de todo tipo establecidas por el pánico al coronavirus, todo se irá prontamente al tacho en un escenario aún más rocambolesco que el de la crisis financiera global de 2009.
Por su parte, investigadores chinos avanzan en la teoría del origen yanqui del coronavirus, para perjudicarlos en su “guerra comercial” privada. Lo que pasó, sencillamente, es que el tiro les salió por la culata. Ellos, históricamente, suelen jugar con fuego cuando llevan adelante sus guerras bacteriológicas, económicas y militares, pero titubean cuando reciben respuestas de estados soberanos. Claramente, el coronavirus lo introdujeron en Irán, afectando a casi todo el equipo del gobierno conservador. Y ello, cuando peor se ponía la cosa con el país islámico. Los dictadorzuelos de la derecha global como Netanyahu, Bolsonaro, Macron y otros líderes de espíritu lacayo, continúan acompañando a Trump en esta empresa de poner al coronavirus como principal preocupación mundial. Esto afecta a los que viajan seguido por el mundo inmundo, ya lo dijimos. Mientras no se reporten casos en Corea del Norte y Venezuela, la humanidad estará salvada… Y será digna y tendrá un medioambiente vivible una vez que desaparezca el imperio estadounidense y la hegemonía de la civilización occidental.