Luego de la tormenta

¡Hay tantas islas! Tantas islas como estrellas en la noche en aquel árbol enramado desde donde los meteoros son sacudidos como fruta caída alrededor del vuelo de la goleta. Pero las cosas deben caer, y siempre ha sido así, por un lado Venus, por el otro Marte, caen, y son uno, tal como esta tierra es una isla en archipiélagos de estrellas. Mi primer amigo fue el mar. Ahora, es mi último. Paro de hablar ahora. Trabajo, luego leo, dormitando bajo una lámpara enganchada al mástil. Intento olvidar lo que era la felicidad, y cuando esto no funciona estudio las estrellas. A veces es sólo yo, y la espuma suavemente recortada mientras el muelle enblanquece y la luna abre una nube como una puerta, y la luz sobre mí es un camino en la luz blanca de la luna llevándome a casa. Un mulato cantó para ti desde las profundidades del mar.

 

traducción: Hugo Müller

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *