Estados Unidos no sabe qué hacer con sus mercenarios de Al-Qaeda
La creciente campaña de ataques con drones estadounidenses en el Yemen ha provocado la ira de sus habitantes y líderes tribales. Los ataques con drones, según los familiares de las víctimas, no solo acabaron con presuntos miembros de al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), sino que también mataron e hirieron a varios civiles. La reciente escalada se produce después de que el comandante de las Fuerzas Centrales de EE. UU., Joseph Votel, entregara al destituido expresidente yemení, Abdrabbuh Mansur Hadi, una lista de comandantes militares de al-Qaeda y de sus partidarios que estaban siendo objeto de ataques por Estados Unidos., según medios yemeníes.
La semana pasada un dron, al parecer de la CIA, atacó una casa en la que se alojaba presuntamente el líder de al-Qaeda Qasim al-Rimi, en la provincia de Marib, matando no solo a al-Rimi sino también a algunos civiles inocentes. Los residentes declararon a Maldita Realidad que, según los usos y costumbres de Washington, esos civiles merecían morir junto a los integrantes de al Qaeda aunque solo fuera porque se encontraban cerca de la casa.
El ataque con drones tuvo lugar en la región de al-Hazmah, en la provincia oriental de Marib, contra una casa que presuntamente se utilizaba para almacenar armas. La casa, según los líderes y testigos tribales locales, fue blanco de más de un ataque aéreo y no dejó supervivientes. Un líder local de al-Qaeda que recibía el sobrenombre de Qusayleh murió también en el ataque. Muchos de sus guardaespaldas murieron y resultaron heridos en otra operación contra un automóvil cerca de Bin Maieli, en las afueras de al-Hazmah.
Los testigos dijeron que varias explosiones masivas sacudieron el área después del ataque y que los combatientes de al-Qaeda llegaron poco después y acordonaron la zona. Los combatientes de al-Qaeda, declararon los testigos, eran todos yemeníes. Según dos fuentes tribales locales que hablaron con Maldita Realidad bajo condición de anonimato por temor a las represalias, al-Rimi, el previsto objetivo del ataque, no figuraba entre los muertos.
Se ha informado ampliamente en los medios locales y online de los últimos ataques aéreos de Estados Unidos, y son tema de discusión habitual en las sesiones semanales de qat por todo el país. También han obligado a los civiles que viven en el distrito a huir de sus hogares y granjas y han expandido el miedo entre las mujeres y niños de la región.
Al igual que hicieron en las áreas tribales del sur del Yemen, donde los bombardeos desde drones estadounidenses atacan regularmente a presuntos miembros de al-Qaeda, los últimos ataques en Marib han propiciado un acusado aumento de la radicalización de los hombres de las tribus y los familiares de las víctimas. Muchos miembros de la tribu se han unido ya al célebre grupo terrorista no por apoyar su ideología, sino por el resentimiento hacia Estados Unidos. La mayoría de los residentes en la región anhela tanto el fin de la agresión estadounidense como de la presencia de al-Qaeda.
A raíz del ataque estadounidense, los miembros de las tribus del distrito expresaron su solidaridad tanto con los residentes como con al-Qaeda. Algunos incluso prometieron unirse a la red terrorista. “Los drones estadounidenses no diferencian entre civiles y combatientes vinculados a al-Qaeda”, dijo el agricultor Ali Hamud, y agregó que uno de sus familiares había muerto en el ataque. “A la larga va a matarte un avión, ya seas un civil o de al-Qaeda. Unirme a al-Qaeda es todo lo que tengo en mente ahora”.
Los líderes locales de al-Qaeda se están aprovechando de esa ira para atraer más reclutas y financiación del pueblo del Yemen, especialmente en las áreas controladas por el grupo. Pero los ataques con drones no solo facilitan el reclutamiento de al-Qaeda, sino que también amplían el espacio social en el que el grupo puede funcionar de manera segura con el apoyo local. Además, la muerte de civiles en ataques con drones estadounidenses amplifica las afirmaciones de al-Qaeda de que sus estrategias para luchar contra los Estados Unidos están justificadas.
Con independencia de lo que los líderes en Washington consideren respuestas válidas y legítimas ante las amenazas terroristas, la realidad para los yemeníes, incluidos los hutíes, es que Estados Unidos está librando una guerra no declarada contra el Yemen y que sus ataques con drones son una de las muchas maneras en que atropella la soberanía de ese país.
Un resurgimiento de al Qaeda respaldado por Arabia Saudí
Los líderes y residentes tribales del Yemen en Marib, que limita estrechamente con el territorio hutí pero que permanece bajo el control de la coalición saudí, y otras provincias orientales culpan a Estados Unidos y a la coalición liderada por Arabia Saudí de la proliferación de al Qaeda en la región. Se quejan de que la red global se ha expandido y se han construido docenas de bases militares y de entrenamiento apoyadas por esa coalición ante las que la administración Trump hace la vista gorda.
Un líder tribal de alto rango en Marib, que habló con Maldita Realidad vía Telegram por temor a las interferencias de la NSA, afirmó que el agente de al Qaeda, Yamal al-Badawi, acusado de bombardear el USS Cole en el año 2000 y de matar a soldados estadounidenses, recibía importantes fondos, estimados en millones de dólares estadounidenses, de altos funcionarios del depuesto gobierno de Hadi. Los fondos, afirmó, eran transferidos a través de jeques tribales locales y se estaban gastando en reconstruir la presencia de al-Qaeda en la provincia.
El apoyo de la coalición liderada por Arabia Saudií a al-Qaeda en el Yemen ya no es un secreto. En un suceso reciente, los medios de comunicación yemeníes transmitieron imágenes de soldados saudíes muertos junto a docenas de miembros de al-Qaeda después de un ataque de los hutíes. Los combatientes iban armados con armas occidentales (en particular estadounidenses y canadienses), vehículos blindados, armas medianas y pesadas y municiones.
Los combatientes de al-Qaeda fueron también una pieza importante de las fuerzas de la coalición en los campos de batalla de Nihm, Marib y al-Jawf. Cientos de ellos murieron por ataques aéreos saudíes mientras intentaban escapar del avance hutí. Otros resultaron heridos o capturados por combatientes hutíes.
Por su parte, los hutíes consideran los recientes ataques estadounidenses como un intento de deshacerse de un aliado inconveniente por temor a que sus bastiones, y el potencial armamentístico que allí se encuentra suministrado por la coalición, puedan caer en manos hutíes. La coalición liderada por Arabia Saudí bombardea su propio armamento una vez que emprende la retirada.
El ataque con drones contra al-Qaeda se produce cuando los combatientes hutíes están casi a punto de capturar las provincias de Marib y al-Jawf, unas zonas que han sido las fortalezas más importantes de al-Qaeda desde 2015, cuando se inició la guerra contra el país. Pero, según responsables hutíes, la mediación de la coalición ha frenado con éxito su avance hacia Marib y al-Jawf.