Codicilo
Esquizofrénico, retorcido por dos estilos, uno es un truco de prosa alquilada, me gano el exilio. Camino esta guadaña por millas, la playa iluminada por la luna, bronceado, ardiendo para desprenderme de esta vida de océano que es la auto-satisfacción. Para cambiar tu lenguaje debes cambiar tu vida. No puedo enderezar viejos errores. Las olas cansadas de horizonte y retornar. Gaviotas chillan con lenguas oxidadas. Sobre las piraguas varadas, podridas, ellas eran una venenosa nube de pico en Charlotteville. Enseguida pensé que el amor por la patria era suficiente, ahora, aún si pudiera elegir, no hay lugar en el comedor. Observo a las mejores mentes pudrirse como perros por desechos de sabor. Me estoy acercando a la mediana edad, piel quemada se pela de mi mano como papel, fina como cebolla, como el enigma de Peer Gynt. En el corazón no hay nada, ni el espanto de la muerte. Lo sé por varios muertos. Todos son familiares, todos en personaje, aún cómo murieron. En el fuego, la carne ya no teme a aquella boca de horno de la tierra, aquel cenicero del sol ni esta luna de hoz que se nubla y desnubla marchitando nuevamente esta playa como una página en blanco. Toda su indiferencia es una furia diferente.
traducción: Hugo Müller