Aguda crisis de refugiados en islas griegas

Las autoridades griegas están intentando desesperadamente contener las crecientes tensiones ante los planes del gobierno de construir campamentos de detención de migrantes en las islas norteñas del mar Egeo, luego de una noche de enfrentamientos entre residentes y la policía antidisturbios de Lesbos y Chios.

Las fuerzas de seguridad usaron gas lacrimógeno y granadas para dispersar a las multitudes reunidas en los sitios designados para los controversiales campamentos. En Chios, el alcalde y un sacerdote debieron ser hospitalizados luego de colapsar ante la toxicidad de los humos policiales.

Con isleños vociferando su consternación en escala de violencia, los gremios locales dispusieron reforzar las protestas. “Nadie irá a trabajar, nadie irá a la escuela, ningún comercio va a abrir” dijo el líder de la CGT lésbica. “Convocamos a todos los trabajadores, al pueblo de Lesbos, cuerpos y asociaciones a que se opongan a los planes del gobierno de convertir nuestra isla, y otras islas del Egeo, en una vasta prisión de almas humanas”.

Al menos 20 personas fueron hospitalizadas luego de los incidentes del miércoles, cuando se produjeron choques más violentos en los piquetes organizados para impedir que las grúas y otras maquinarias lleguen a los lugares expropiados por el gobierno para construir los campamentos.

Yiannis Bournous, un funcionario del partido Syriza atrapado en las reyertas, deploró lo que describió como “un traicionero y violento ataque de la policía contra ciudadanos protestando”, comparando la confrontación con un asalto a la democracia.

Las demostraciones de descontento continuarán. Militantes izquierdistas que apoyan a los inmigrantes también declararon que harán una marcha de solidaridad en Atenas. Las autoridades locales dijeron que proseguirán con su lucha sumándose a la huelga general. Konstantinos Moutzouris, gobernador de la región del Egeo norte, declaró: “Ni siquiera la junta hizo estas cosas” refiriéndose a la dictadura militar que gobernó el país en 1967-74. “Fue espantoso que la policía use tamaña fuerza contra gente que estaba en el lado oscuro de la crisis de los refugiados”.

El clima violento afianzó la resistencia que actualmente enfrenta la administración de centroderecha en su intención de construir galpones cerrados para acomodar a la cada vez mayor cantidad de refugiados que cruzan desde Turquí en una apuesta para ingresar a Europa vía las islas griegas.

Más de 43.000 personas están actualmente varadas en Lesbos, Samos, Chios, Leros y Kos, las principales entradas al país. Más de 20.000 están en Lesbos, la larga isla en la línea de frente del influjo, la mayoría forzados a soportar las insalubres y vastamente sobrepobladas condiciones del infame campamento a cielo abierto de Moria, bien cerca de Mitilene, su capital. La gran mayoría de aquellos ingresando a la Unión Europea desde alguna guerra de Oriente Medio, Asia y Africa, arribaron a las islas el año pasado, aplicando el 99% para obtener asilo de acuerdo con las autoridades griegas.

Desjarretados por una política de contención determinada por Bruselas, son forzados a permanecer en las islas hasta que los requerimientos de asilo sean procesados por un sistema ya explotando bajo presión. Los asentamientos de los campamentos actuales fueron originalmente diseñados para albergar a no más de 5.400 personas.

Agentes del gobierno, claramente avergonzados por la crítica internacional a los campamentos, dicen que los nuevos centros de detención finalmente pondrán un fin a las dolorosas imágenes que han emergido desde Grecia. Construidos para albergar a 5.000 personas cada uno, se espera que los buscadores de asilo compartan las instalaciones con aquellos que ya tienen fecha de deportación.

Al hacer más rápido el proceso de asilo, la administración argumenta que los centros de detención ayudarán a acelerar lo que más se necesita: la descongestión de las islas. Los locales, que ya han soportado la carga más pesada de los flujos migratorios, temen que las instalaciones serán permanentes.

La administración de Kyriakos Mitsotakis votó ayer por continuar con sus planes a pesar de las protestas y las expresiones de espanto de la oposición. Describiendo los campos actuales como “bombas a la salud pública”, el vocero del gobierno Stelios Petsas insistió que las nuevas instalaciones se harán para beneficio de los isleños. Mientras hablaba grúas departamentales conducidas por soldados podían verse despejando el terreno. “Les pedimos a los residentes locales que entiendan que estas instalaciones cerradas beneficiarán al país y a sus comunidades. Construiremos estas instalaciones cerradas pero también cerraremos los campamentos abiertos existentes. Esa es la promesa del gobierno”.

Grupos de ayuda internacionales también expresaron su alarma ante las crecientes tensiones luego de los enfrentamientos del martes. Nikolas Panagiotopoulos, manager del Comité de Rescate Internacional dijo que se ha alcanzado un punto explosivo para los isleños que han mostrado una notable solidaridad con los refugiados y buscadores de asilo viviendo en condiciones espantosas. “Hay una urgente necesidad de sofrenar el conflicto. Creemos firmemente que es necesario más diálogo entre los gobiernos central y local para una solución sostenible. Está claro que las islas del Egeo no pueden soportar esta responsabilidad. La Unión Europea debería solidarizarse porque Grecia no puede enfrentar sola el problema”.

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