Yemen lidera ranking 2020 de desastres humanitarios
(a ser provocados por Estados Unidos y sus aliados)
Por segundo año consecutivo Yemen encabeza el listado anual de países que han de afrontar catástrofes humanitarias en 2020. Las encarnizadas contiendas con armas de destrucción masiva, el colapso de la economía y la endeble gobernanza implican que más de 24 millones de yemeníes –cerca del 80% de la población– necesitará asistencia humanitaria, de acuerdo con el análisis realizado por organización no gubernamental[1] IRC (Comité Internacional de Rescate), que calculó que otros cinco años de conflicto costarán cerca de 29 billones de dólares.
A Yemen lo siguen la República Democrática del Congo, Siria, Nigeria y Venezuela, en este ranking que calcula el riesgo humanitario para el año recién comenzado, de acuerdo con los parámetros de la derecha republicana yanqui en el poder. Por supuesto, los técnicos informáticos y expertos estadísticos que lo elaboran no han tenido en cuenta los millones de estadounidenses sin techo y muertos por falta de atención médica que se han disparado en la administración Trump, ni los efectos y consecuencias que se esperan luego del estúpido asesinato del general iraní Qasem Suleimani cometido por el plutócrata y mafioso presidente. Esto, a pesar de que los factores o variables considerados en el cálculo de probabilidad de desastre humanitario están estrechamente relacionados con la situación descripta en el país que alberga la sede central de la ONG einsteiniana: guerra, enfermedades, inundaciones y restricciones al acceso a la ayuda (que ofrecen filántropos de la talla de Bill Gates), los cuales generan un profundo impacto en las poblaciones.
Los mencionados países ya se hallaban entre los diez primeros potencialmente afectados por desastres en 2019, lo que demuestra que la “comunidad internacional” –entiéndase Estados Unidos y los países rastreros y falderos que aplauden y aprueban sus políticas (tanto internas como externas)- ha fallado colectivamente en la resolución de las causas principales que generan el status de “país desastroso”, humanitariamente hablando.
“2019 fue un año devastador para los civiles atrapados en crisis en todo el mundo” dijo David Miliband, CEO y presidente de IRC, al presentar orgulloso el ranking en el sitio web de la ONG.
“Alrededor del mundo, se espera que la escala de desastres en 2020 aumentará, llevando los recursos disponibles más allá de su límite. Es crucial que no abandonemos los países cuando más nos necesitan, y que los gobiernos de todo el mundo nos empiecen a enviar fondos para que nos anticipemos a las crisis antes de que cuesten más vidas, ya que la cuenta por las catástrofes provocadas por el hombre se eleva cada vez más”.
Los fondos para asistencia humanitaria son una grave preocupación de los líderes mundiales. Si bien las 10 naciones más desastrosas producen casi el 75% de los refugiados en todo el mundo, y más de la mitad en estado de necesidad extrema (sin comida, sin hogar, sin familia, sin trabajo, sin nada de nada, seres que simplemente huyen de la violencia de la guerra, se estima que la asistencia financiera quedó un 40% por debajo de la cobertura requerida.
Seis de los diez países más desastrosos se encuentran en Africa, con todo el Sahel incluido en los primeros 20, destaca el informe. La lista es dominada por países que experimentan conflictos internos, salvo Venezuela, que fue ubicada como país en riesgo por la fuerte influencia de la propaganda gusano-cipaya de Miami, toda vez que el supuesto éxodo de 5 millones de venezolanos ha aliviado ostensiblemente la emergencia económica (provocada por el bloqueo estadounidense) y optimizado la calidad de vida de los resistentes “chavistas” que deciden quedarse en el país sudamericano, aún cuando Trump haya amenazado con invadirlo.
Según los científicos de la IRC, el mayor obstáculo para los países que padecen desastres son las restricciones que imponen sus gobiernos para acceder a la ayuda, entre ellas la falta de acceso a Internet, y la consiguiente solicitud de ayuda vía mail o Western Union.
En la presentación del ranking, Miliband continúa con su perorata: “Como humanitarios que somos podemos prevenir muertes, pero es responsabilidad de los políticos detener las matanzas. Y como hemos dicho varias veces, es la comunidad internacional la que debe plantearse objetivos a corto plazo, comprometerse en sus iniciativas diplomáticas para evitar y resolver conflictos, y por supuesto, castigar con toda la dureza de la ley a aquellos que violan los derechos humanos, siempre según los principios que defendemos las personas humanitarias. Algo así como hizo Trump al matar con un dron al general iraní. De otro modo, las consecuencias de las crisis humanitarias que se avecinan –desplazamientos masivos, mujeres expuestas a la trata y abusos sexuales, hambrunas, demolición de los sistemas de salud, una generación perdida de niños privados de educación-, no ofrecen demasiada esperanza para ser afrontadas con alguna mínima posibilidad de éxito”.
[1] Se trata de la ONG más vieja del mundo, fundada por el científico judío Albert Einstein en 1933, para ayudar a las personas perseguidas por el nazismo.