Perro abandonado

Lo arrojaron en el camino solitario, luego en una racha se precipitaron

y mientras andaba por el camino pensé que estaba muerto:

entonces vi aquella mascota aullando levantarse, correr para atraparlos.

Ustedes sabrán lo tontos que somos nosotros, los perros.

Pensaba que se estaban divirtiendo. Tratando de subirse a su auto lo vi correr y correr:

pero a medida que ellos iban más rápido, más rápido, se tambaleó, dolorido y gastado.
Lo encontré inclinado sobre el camino, era una pequeña muestra de la vida.

Yacía tan inerte en el polvo que pensé que su corazón estaba roto:

luego un ojo oscuro se abrió y buscó sentir mi mano.
Por supuesto lo levanté gentilmente y se lo llevé a mi esposa,

que ama a todos los perros, y ahora aquella mascota comparte nuestra feliz vida:

¡Aún cómo maldigo a los bastardos que nunca conocerán su buena suerte!
traducción: Hugo Müller

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