Los días de Tipperary
Oh, ¿no eran los muchachos gallardos?
Jamás vieron su ritmo, cantando todos juntos con sus gargantas de puro bronce, combatiendo y locos de alegría, música en sus pies,
balanceándose en la gloria y en la cólera allá en el llano.
Riéndose y burlándose, felicidad en sus sonrisas,
en el camino, el blanco camino, toda la tarde,
extraños en una tierra extranjera, kilómetros y kilómetros de ellos,
atados a la batalla y con elevado corazón, y cantando esta tonada:
En un largo camino a Tipperary, es un largo camino para andar,
y la chica más linda que conozco.
Adiós, Piccadilly, adiós Lester Square:
es un largo, largo camino a Tipperary, pero mi corazón está allí.
«¡Vamos, Yvonne y Juliette! ¡Vamos, Mimí, y anímenlos!
Arrójenles flores y besos mientras las abandonan.
¿No son amorosos estos muchachos?
¿No tienen una lágrima para ellos, yéndose tan galantes para atreverse a morir?
¿Qué es lo que están cantando así?, ¿algún himno de la madre tierra?
¿Alguna canción inmortal de su fe y su rey?
La Marsellesa o ‘Brabanc,on’, himno de aquella otra tierra,
queridas, recordemos aquella canción que cantan”.
¡Los viejos galanes despreciables! No hay muchos recuerdos de ellos,
tan llenos de diversión y estado físico, y un canto en su orgullo,
porque algunos son fríos como leche y su origen les pica el cerebro,
y algunos retornan a Inglaterra deseando haber muerto.
Y aún así parece que fue ayer, aquella grandiosa, feliz visión de ellos,
balanceándose en la batalla mientras el cielo se ponía oscuro,
¡pero oh, su alegría y gloria, y la grandeza y encarnizada lucha de ellos!
Sólo silba Tipperary y todo junto regresará:
Es un largo camino a Tipperary (que significa “hogar” en cualquier parte),
es un largo camino a Tipperary (y a las cosas que te importan).
Adiós, Piccadilly (oh, espero que mi gente esté bien),
es un largo, largo camino a Tipperary (¡Ah!, ¿y no es la guerra un infierno?).
traducción: Hugo Müller