Hace un año

Esta noche estoy sentado junto al fuego,

el gato ronronea en la alfombra, la habitación brilla con luz rosa,

suavemente reconfortado y cómodo, y seguro y cálido,

protegido de la oscuridad y la tormenta abrazo la comodidad.

Entonces petulante la ventana tiembla en el gemido de la tempestad, y grita:

“Abandonada en la lluvia una piedra mana torrencialmente,

donde una tan querida que compartió tu ánimo ahora yace sola, sola.
¡Ve hacia ella! Adelante, a la tempestad, y pasa una hora en oración,

esta noche de pena no le falles a aquella que estimaste tan buena,

la muchacha debajo de la amarga nieve que murió junto a tu hijo que cargaba”.
Así se lamentó el viento, aún aquí me siento junto al fulgor de las brasas,

mi pipa está encendida, mi trago está caliente, y estoy poco dispuesto

a ir hacia quien murió tras un noviazgo de diez meses, sólo hace un año.
Hoy lloramos: cada mañana hay un poco de arrepentimiento,

la parte más triste de la pena es que nosotros olvidamos a tiempo…

¡Cristo! Déjame ir a la tristeza del cementerio, sí, todavía me apenaré.

 

traducción: Hugo Müller

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