Despierto para sonreír
Cuando la luz pestañea en mis ojos y saludo la mañana de ámbar,
antes de que la gota de rocío sonrosada se seque con centelleo en la espina,
cuando llame con frenesí el petirrojo de la arboleda,
y las abejas zumben en la flor de espino,
entonces llámame joven, con corazón de primavera aunque esté gris.
Pero cuando ya no conozca la alegría y urgencia de aquella hora,
y como un muchacho feliz de corazón salte a la tierra florecida,
cuando ya no sienta gusto para levantarme con un contento hurra,
entonces llámame viejo y déjame apartarme de los hombres.
Déjame despertar con una sonrisa e ir a la alegría del jardín,
porque allí hay un pequeño rato de vida dejado para mí,
pero cuando mi conocimiento de las estrellas se debilite,
Señor, deja que la esperanza me alivie para que a la extática luz me despierte para sonreír.
traducción: Hugo Müller