Bingo
La hija del pueblo de Maire es muy fresca y muy bonita,
me arroja una mirada deslumbrante como un hechizo,
aunque no me atrevo a revelar mi amor mi corazón está lleno de suspiros.
Ella tiene el caniche marrón más hermoso, el francés para «poodle» en una correa,
mientras yo tengo a Bingo, un perro de dudoso pedigrí,
en parte faldero, doguillo o quizás chino, pero lleno de cerveza fuerte.
A la hija del pueblo de Maire le gustaría hablar conmigo, lo juro, en su dulce idioma,
pero he descubierto que el francés es aburrido,
porque soy británico hasta la médula, y así es Bingo.
Aún justo hoy cuando nos cruzamos, nuestros dos perros se detuvieron cara a cara en posturas amistosas,
oh, cómo espero que mañana ellos meneen sus colas en juego alegre, y froten sus narices.
* * * * * * *
La hija del pueblo de Maire hoy me dio una mirada frígida, mis esperanzas están arruinadas.
Les contaré cómo sucedió… ¡La última tarde en la plaza, compañeros!
Divisé a mi dulce, y mientras ella paseaba con su mascota,
su delicada, adorada Frolette, yo grité: “¡Por Jingo!”
Bueno, llámenlo ocasión o destino, me precipité… ¡Demasiado tarde, demasiado tarde!
¡Oh, pícaro Bingo!
La hija del pueblo de Maire, ustedes me perdonarán, es mi oración, y también Bingo.
Deberías haber protegido a tu caniche: viste a mi perro forzar su correa y embestir como un elástico.
Dicen que el amor encontrará su camino, definitivamente lo hizo, aquel día…
¡Oh, bobos caninos! Ahora sólo me dejó preguntándome si tu prole serán falderos, doguillos o chinos.
traducción: Hugo Müller