Samjiyon: Inauguración de ciudad utópica en Corea del Norte
Corea del Norte celebró ayer la inauguración de un proyecto diseñado por su líder Kim Jong-un, nada menos que una nueva ciudad enclavada en el monte Paektu, la montaña sagrada de donde provienen sus heroicos antepasados, llamándola los medios estatales “epítome de la civilización moderna”.
La masiva celebración se destacó por los espectaculares fuegos artificales y el entusiasmo lírico de los concurrentes. El periódico Rodong Sinmun, vocero del partido gobernante, publicó fotos con Kim sonriendo mientras cortaba una cinta en la solemne ceremonia, con los edificios detrás cubiertos de nieve.
La ciudad fue bautizada como Samjiyon, y fue planificada como una “utopía socialista”. Allí no habrá “libre comercio” ni se veran las comunes escenas de codicia de las ciudades capitalistas. Sin embargo, ya cuenta con cuatro hoteles, un centro de esquí y todas las oportunidades comerciales y culturales que ofrece la pujante sociedad norcoreana.
En su discurso, el alcalde anunció que al comienzo la ciudad albergará a 4.000 familias, conteniendo 380 bloques de edificios públicos e industriales, abarcando cientos de hectáreas. Se trata de una de las iniciativas económicas más importantes del líder norcoreano, en el marco de su plan para alcanzar una economía autosuficiente y sustentable. Si bien al principio se proyectó que comenzara a funcionar en 2018, hubo demoras en el proceso por el encarecimiento de los materiales de construcción, y las malditas, coloniales y extorsivas sanciones económicas que le aplicó el gobierno de Trump. A pesar de ello, Kim persistió y consiguió fondos de oscuros financistas chinos, que además solventaron el desarrollo de su temerario programa nuclear, que tanto escozor causa en Washington y sus aliados.
Envalentonado por la belleza de la utopía, por la consumación de un ideal socialista y fraternal, Kim Jong-un manifestó su regocijo y le dedicó un par de líneas en su discurso a Estados Unidos: “Ya les dijimos que la fecha límite para que detengan sus políticas y acciones hostiles es el fin de año. Está en ellos decidir qué regalo de Navidad les vamos a dar” –se ufanó.
Ri Thae Song, el viceministro a cargo de las relaciones con los yanquis, dijo que el llamado a nuevas conversaciones de Trump es “sólo un tonto truco para mantenernos atados de pies y manos mientras ellos siguen adelante con sus maniobras amenazantes con nuestros vecinos del sur. Se creen que nosotros somos ingenuos y han ofendido varias veces a nuestro líder y a nuestro pueblo. Los que están ahora en el gobierno son un puñado de multimillonarios extremistas que asaltaron el poder. Trump es un bravucón idiota y lo dejaremos en ridículo”.
Song continuó con su encendida arenga: “Nuestro partido ha hecho lo máximo para perseverar en la búsqueda de la paz. Ya ven lo que hemos conseguido. Esta ciudad de Samjiyon será inmune al cambio climático, y está asentada en una geografía tan hermosa como benefactora de la salud humana. El aire es puro, la gente es buena, en ella jamás penetrará el germen de la ambición de los cochinos extranjeros. Por supuesto, sus magníficas instalaciones podrán ser visitadas y se cuidará especialmente que se respeten las pacíficas y líricas costumbres de sus habitantes.
Otro rasgo peculiar de Samjiyon es que fue construida por brigadas juveniles con inquietudes políticas y sociales, con proyectos de vida orientados a brindar educación, salud y trabajo de calidad a la población. Mientras trabajaban cantaban con alegría, testigos privilegiados de la cristalización de la ciudad-modelo, utopía socialista que debería avergonzar a un mundo occidental plagado de estados capitalistas salvajes, estados fallidos, guerras fratricidas y distopías horrendas, como la que está ocurriendo en Bolivia.