Masivas protestas del movimiento sardinista contra Salvini en Italia
Agarrando rosarios, libros de oración y un largo crucifijo, un grupo de 20 personas se reunieron el martes a la mañana afuera de una corte en Turín para rezar por Mateo Salvini. El líder de la ultraderechista Liga y ex primer ministro italiano está siendo juzgado por difamar a los jueces pero no asistió a la primera audiencia.
Su fan club, llamado “Las cinco rocas”, emergió en respuesta a las “Sardinas”, un movimiento contra las políticas de Salvini y sus aliados de ultraderecha que creció rápidamente. “El único pez que nos interesa es el símbolo de los primeros cristianos” –dijo Angela Ciconte, fundadora del grupo, a los periodistas que aguardaban en el lugar.
Pero necesitan más que rezos para competir efectivamente con las Sardinas, que el último mes se han consolidado y crecido, ocupando las plazas de las principales ciudades del país.
Horas después de la vigilia, 35.000 italianos se apretaron como sardinas en la Piazza Castello de Turín en la última demostración de un movimiento que nació hace un mes en Bolonia, en reacción a la promesa de Salvini de liberar a la región de Emilia-Romagna de la izquierda en las elecciones de fines de enero.
“Estamos aquí para decir que ya hemos tenido suficiente de esta vulgar y aburrida política cultivada por selfies y fake news” dijo Paolo Ranzani, uno de los organizadores. “Pero la izquierda y otras fuerzas políticas no están exentas, los políticas necesitan dar un ejemplo, y justo ahora no lo están haciendo”.
Matia Santori, una boloñesa de 32 años, impulsó el movimiento de las Sardinas luego de que envió un mensaje nocturno urgente a tres amigos para encontrarse al día siguiente. Fue un par de días antes de que Salvini y sus socios, el pequeño partido de ultraderecha Hermanos de Italia, y el Forza Italia de Silvio Berlusconi, se dispusieran a lanzar su campaña para la elección regional de Emilia-Romagna en un estadio deportivo cubierto. En el almuerto, los cuatro amigos tramaron una respuesta a los alardes de Salvini de que llenaría las plazas de Italia de seguidores. El estadio tenía una capacidad para 5.700 personas, y así, mediante un anuncio en su cuenta privada de Facebook, Santori invitó a la gente a manifestarse en la Piazza Maggiore de su ciudad, con el objetivo de atraer a 6.000 personas.
“Salvini y Giorgia Meloni –líder de Hermanos de Italia- se anunciaban como libertadores de la región y queríamos expresar pacíficamente nuestro disenso” dijo Andrea Garreffa, una amiga de Santori que participó del almuerzo de lanzamiento.
Lo que ocurrió luego superó sus expectativas: 15.000 personas llenaron la plaza de Bologna. Mientras la alianza ultraderechista de Salvini continuó su campaña las Sardinas convergieron en otras ciudades de Emilia-Romagna antes de expandirse por toda Italia y más allá también. Para mañana se espera que las Sardinas convoquen a más de 120.000 personas en un encuentro nacional en Roma.
Garreffa añadió: “Nos sentimos muy movilizados por lo que está ocurriendo y de ver tanta gente comprendiendo el mensaje que intentamos transmitir. La política nos afecta a todos y la plaza es el lugar para ir y discutir y salir de esta visión de túnel de las redes sociales que divide a la gente en lugar de construir puentes”.
Sosteniendo imágenes de sardinas y cantando Bella Ciao, famosa canción de resistencia italiana, el público de Turín estuvo conformado por gente de distinta extracción –jóvenes, viejos, italianos, extranjeros, políticamente comprometidos y aquellos que no suelen participar en las elecciones. Su objetivo compartido fue dar un fuerte mensaje contra el odio que está siendo cultivado por la extrema derecha.
Betty Defilippi, de 61 años, dijo: “Nos han alimentado con el lenguaje del odio y todo el racismo, y estamos aquí para mostrar que hay mucha gente en Italia que no piensa de esa manera”.
Juan Puente, un mexicano programador de software que vive en Turín desde 2004, agregó: “Ahora hay un montón de tensión psicológica, y Salvini es polarizante, pero desafortunadamente no hay una fuerza política consistente que lo desafíe”.
La Liga de Salvini fue eyectada del gobierno en agosto luego de fallar su jugada de aliarse con el M5S (Movimiento Cinco Estrellas), lo que derivó en la realización de elecciones anticipadas. Su logro más importante cuando estuvo a cargo de la primera magistratura fue introducir draconianas medidas anti-inmigrantes, incluido el cierre de los puertos italianos. El partido ha perdido algo de apoyo desde entonces, pero alcanzando un 33% es aún el más grande de Italia y junto con sus aliados, en octubre capturó Umbría, fortaleza de la izquierda italiana.
Una combinación de la amenaza del retorno de la extrema derecha al poder a nivel nacional, y la creciente desilusión con la coalición armada entre el M5S y el partido Democrático de centro-izquierda ha impulsado a la gente a concurrir a las reuniones de las Sardinas.
Salvini se ha burlado del movimiento, escribiendo en Twitter que prefiere a los gatitos, ya que “comen sardinas cuando tienen hambre”. Pero una cosa es segura, ellos han logrado erosionar el dominio de las plazas, y en una encuesta reciente el 40% de los italianos manfiestó que el nuevo movimiento respresenta el enemigo más peligroso de Salvini.
Marco Revelli, profesor de ciencias políticas y presidente del Centro de Estudios Piero Gobetti, dijo: “El movimiento ha demostrado que Italia no quiere ser identificada con la barbarie encarnada en el populismo europeo. También refleja lo que solía ser la izquierda democrática en este país –está llenando un vacío-, y un joven me dijo ‘somos producto de lo que se ha perdido’”.
La gran pregunta ahora es si el movimiento podrá desarrollarse y asumir el poder.
Garraffa concluye: “Nos han planteado este dilema y quizás la respuesta esté en Roma. Luego de este sábado, las cosas van a cambiar, y las Sardinas serán protagonistas de una auténtica revolución popular. Salvini y sus aliados extranjeros, como Johnson o Trump, se toparán con el fastidio y la repulsión del pueblo italiano”.