Estúpido Bill

Me pregunto quién y qué era él, aquel alemán que tuve que derribar.

No podía ver su rostro porque la noche era espantosamente gruesa.

Sólo me hice camino entre lo negro por una cuña parpadeante de blanco,

entonces ¡le pegué un tortazo! supongo que lo rompí, al hombre que maté anoche.

Me pregunto si a cuenta de mí alguna muchacha se descasará,

y montones de vidas ya no serán, porque él está rígido y muerto.

O si su señora maldice la guerra, y bajo alguna luz de vela niños con la cabeza rubia

están orando por el alemán que atrapé anoche.

Me pregunto, es cierto, me pregunto por qué tuve aquel horrible sueño.

Miro arriba al cielo rojo, las puertas de Dios brillando,

vi las puertas del paraíso brillar con luz eterna: y luego…

Supe que tendría la mía como él tuvo su última noche.

Sí, un golpe más allá de las brumas melancólicas, donde las estrellas madre progenian,

martillando con mis malditos puños sobre sus barras doradas,
martillé hasta que justo la duda de un demonio me congeló de miedo:

de pensar qué diría Dios sobre el tipo que hice cadáver anoche.
Hice silencio, me marchité con desesperación cuando, como una llama rosada,

veo un ángel parado allí, ‘oh’, me llama por mi nombre.

Tenía ojos suaves, tan brillantes, se sostuvo y sonrió,

y a través de las puertas del paraíso me condujo como un niño.
Me condujo junto a las palmeras doradas que enjoyaban aquella calle,

y había serafines cantando salmos, no se imaginan qué dulces eran,

con multitud de querubines acercándose alrededor, más guisantes que en una vaina,

me condujo a un montículo brillante donde brillaba el trono de Dios.
Y entonces escucho la voz cansada de Dios: “Bill, no tengas miedo.

Párate, glorifica y festeja a quien te condujo aquí”.

Y en un pellizo me pareció ver: sí, como un destello de luz,

supe que mi compañero ángel era el tipo que ensarté anoche.

Ahora, no reclamo entender por qué me llaman Estúpido Bill,

ellos me ponen un rifle en mi mano y me muestran cómo matar.

Mi trabajo es arriesgar mi vida y miembros pero… esté mal o bien,
esta cruz que estoy haciendo es para él, el tipo que maté anoche.

 

traducción: Hugo Müller

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