Ambición

Ellos trajeron al poderoso jefe a la ciudad, le mostraron extrañas e indeseadas visiones,

aún mientras vagaba hacia un lado y otro parecía despreciar sus vanos deleites.

Su rostro estaba sombrío, sus ojos carecían de fuego,

como alguien que lamenta una muerte de gloria,

y cuando ellos buscaron el deseo de su corazón: él dijo “me gustaría un diente de oro”.

Ellos encontraron rápidamente un lugar dental, él no se quejó ni movió su cabeza.

Ellos empujaron sus dientes tan blancos y fuertes, le pusieron un diente de oro en su lugar.

¡Oh, nunca vi un hombre tan contento! Su verdadero ser parecía hincharse: él gritó

“¡Ja, ja!, ahora dicen que soy el gran jefe, me veo como el infierno”.

 

traducción: Hugo Müller

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