A los 80 años
Mientras se aproxima la nada cuán inexorablemente clara puedo ver mi vanidad.
Mi suma de méritos, siempre tan pequeña, disminuye cada vez más, hasta nada en absoluto.
Mientras el horripilante destino me reclama al fin, ¡qué penosos me parecen los pecados de mi pasado!
¡Qué dispuesto está el borde de la conciencia a ser!, ¡qué patético el dragado de memoria!
Ustedes, los orgullosos de la tierra que cuentan sus ganancias, ¿qué rescatan de valor de todas sus penas?
Siempre la muerte ha de golpear la puerta, ustedes lo harán, como yo,
enfrenten el destino y lleven la cuenta, futilidad.
traducción: Hugo Müller