El dolor de Dios
La gente reza “Señor Dios de los Ejércitos, haz fuertes a nuestras armas que
debemos asesinar a nuestro maldito enemigo y ganar el día».
El enemigo grita: “Señor Dios de las Batallas, guíanos para arremeter con golpe sangriento,
y dejar al adversario por el suelo”.
Pero melancólico sobre el sofocón de la batalla se lamentaba el Señor:
“Hermano contra hermano, ¿Por qué deben matarse el uno al otro?
¿Cuándo vendrán a comprender mi paz, y se darán las manos, en cada raza, en cada tierra?”
Y aún, a pesar de sus cansadas palabras se fueron criminalmente a la lucha
hasta que Dios ocultó su visión de la humanidad, diciendo:
“Pobres niños, ¿deben ganar su hermandad por medio de millones de asesinatos?
¿fue en vano la angustia en la Cruz?»
traducción: Hugo Müller