Su carta
«Estoy tomando la pluma esta noche, y es duro para mí,
mis pobres viejos dedos tiemblan tanto, mi mano está rígida y lenta,
y aún con mis anteojos me tengo que esforzar de dolor para ver…
Has conocido poco a tu madre, muchacho, poco, muy poco la conoces.
Recuerdas cuán enérgica y brillante era, cuán firme, inteligente y elegante,
ahora estoy cansada, e inclinada, frágil y gris.
Estoy esperando al final del camino, muchacho, y todo lo que está en mi corazón
es sólo para ver a mi muchacho nuevamente antes de que sea llamada afuera”.
«Oh, bien tengo presente el penoso día que cruzaste el tormentoso mar,
fue como si el corazón fuera arrancado de mí, yo era una lamentable esposa.
Dijiste que estarías de regreso en casa en dos años, quizá tres,
pero han pasado cerca de veinte años, y aún los años siguen pasando.
Sé que es duro y cruel para ti, tienes niños, sé que es difícil ganar dinero,
y los tipos han usado tu enfermedad: pero oh, piensa en tu madre, muchacho, ¡que está esperando sola!
Y aún cuando no puedas venir, sólo escribe y dime que lo harás”.
«Sí, aún cuando haya escasa esperanza, prométeme que lo intentarás.
Es cansador, muy cansador esperar, muchacho, sólo dí que vendrás el año próximo.
Pienso que ya no habrá próximo, pienso que pronto estaré
con aquellos con los que estuve apartada… pero oh, ¡la esperanza me animará!
Sabes que eres todo lo que tengo, y estamos apartados por mares,
pero si sólo dices que vendrás, entonces esperaré y rezaré.
Estoy esperando junto al cementerio, muchacho, y todo lo que hay en mi corazón
es sólo para ver a mi muchacho nuevamente antes de que sea llamada afuera”.
traducción: Hugo Müller