Silencio
Cuando era un reportero novato y hacía entrevistas a gente famosa
a veces algunos me respondían, otras hesitaban, pero con frecuencia
agudamente decían con tupidas pestañas inclinadas:
“Joven, su respuesta para hoy es ‘sin comentario’”.
Cerca de sesenta años han afinado el tono, y mi coronilla es plateada,
ya no molesto a hombres importantes de estado pero el tiempo me ha hecho sabio,
y así cuando alguien me aborda sacudo mi cabeza y digo:
“Hoy, no tengo comentarios para hacer”.
Oh, el silencio es un poderoso escudo, la verbosidad es vana,
dejemos que otros se enreden en guerras de palabras,
me abstengo de argumentos, cuando enfrento enemigos dialécticos
sólo me encojo de hombres y me doy vuelta:
estén seguros de que sus palabras más sabias son aquellas que no dicen.
Sí, el silencio es una espada brillante cuyas heridas son difíciles de curar,
su quietud conmueve a la palabra hablada más que el estruendo de un trueno,
no hay defensa contra él, porque como la tierra del cementerio,
su paz es la elocuencia del paraíso, la voz de Dios.
traducción: Hugo Müller