Sheila
Cuando jugaba con mi silbato en la ladera encima del Lochgyle
el brezo florecía a nuestro alrededor y escuchábamos el llamado del papamoscas,
mientras tú te inclinabas sobre tu tejido algo visionario había en tu sonrisa,
fina, suave y lenta la lluvía plateaba tu chal.
Tus mejillas estaban rosas, parecían pintadas, tus ojos de una tristeza pensativa…
Mi corazón estaba en mi juego pero mi música era para ti.
Y ahora toco el órgano en la señorial ciudad de Londres,
toco el adorable órgano con miles a la vista.
Visten de seda y satén, pero veo una túnica de lana,
y mi corazón no está en mi música porque estoy pensando, muchacha, en ti,
cuando escuchaste al muchacho descalzo, que tocaba en anciano dolor,
y tu chal raído estaba perlado en sudor, lluvia tímida.
Toco para ellos música poderosa, oh, los hago pararse y animarse,
doy lo mejor de mi, pero lo daré todo para ti.
Pondré todo mi corazón en ello, porque siento que estás cerca,
no lejos, siempre durmiendo, donde la turba es blanca con rocío.
Pero nunca viviré el frenesí del muchacho pastor el rato
en que mi silbato vibraba por ti en la ladera sobre el Lochgyle.
traducción: Hugo Müller