Niñera
Del calor tórrido al frío helado he vagabundeado por tierra y mar,
y ahora, con corazón vacilante sostengo a mi nieta sobre mi rodilla:
aún mientras tengo ochenta años todos contados, de lunas ella sólo tiene tres.
Ella duerme, aquella frágil miniatura de mujer futura,
será maravillosa, estoy seguro, mientras la críe,
es tan inocente, tan pura, sé que será buena.
Me he ganado mi camino del dolor al bienestar,
y la batalla ha sido dura, aún en mi refugio siento una maravillosa paz esta noche,
y sobre mí hurto serenamente cálidas ondas de amor y luz.
Te escucho decir «¡Quá material empalagoso! Danos una canción vigorosa».
¡Compañeros! Estoy inclinado, retorcido y gris, mi vida puede no ser larga:
aún dejemos que su corona de gloria sea esta niña sobre mi rodilla.
traducción: Hugo Müller