Madre de alguien

La madre de alguien anda por la calle envuelta en andrajos podridos,

zapatillas rotas en sus pies, ella se arrastra espantosamente,

en la corriente de la amarga noche, royendo el pan de la alcantarilla,

con rostro de blanco sebo, lánguida como los muertos.

La madre de alguien en la oscuridad del muro de la iglesia gris,

escucha dentro de un himno de navidad una canción que puede recordar de tiempo atrás,

cuando divinamente, lejana, en el santo brillo del altar se arrodillaba en rezo.

La madre de alguien acurrucada allí, tuvo un sueño tan dulce,

el cielo parecía contener una escalera dorada y brillante,

luciendo una túnica de comunión brillante,

subió cantando la escalera de luz, y allí estaba esperando Dios.

La madre de alguien se cubre junto al muro de la vieja iglesia,

la nieve comienza a caer suave sobre la ciudad durmiente,

pero ella no está orgullosa: la madre de alguien no está allí…

¡Sí! Ella trepa la escalera estrellada que sólo los ángeles ven.
traducción: Hugo Müller

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