Gitanas

Las amapolas que siembro en primavera brillan y relucen en anillos de radiación,

como damas y caballeros alegres. Son un regocijo para soñar al lado,

cómo palpitan, se sumergen y balancean en el aire del atardecer.

Algunas son escarlatas, otras doradas,

mientras otras se desarrollan en llamas de hadas, y algunas son rosas y blancas.

Hay orgullo de criarse a su mirada, y orgullo de belleza cuando danzan cotillones de deleite.

Aún cuando alzo mis ojos y veo su familia morena salvaje y libre, que alardea en el campo.

“¡Váyanse, ustedes, rumanos!” digo, “a menos que profanen este orden brillante cuyo cariño protejo”.

Mis amapolas son un viso de luz, toman con éxtasis la visión,

y mantienen el corazón encantado… Aún así,

¿por qué con tanta frecuencia giro hacia donde sus hermanos descastados arden con pasión a mi puerta?

Mis amapolas son mi diversión y orgullo, aún con melancolía contemplo hacia afuera,

donde sus hermanas anhelan, sus ventosas copas carmesí en llamas,

sus labios agitados con deseo para dar sin retorno.
Mis amapolas danzan un minué, como cortesanas en seda

ordenan mi jardín todo brillante… ¡Las putas gitanas que acechan y esperan!… Llamando al corazón que conocen.

 

traducción: Hugo Müller

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