El nuevo Código Penal Indonesio genera pánico y preocupación
El nuevo código penal indonesio es un conjunto de propuestas de cambio al código existente que data de los días en que el país era una colonia holandesa. Desde hace décadas la vienen urdiendo políticos y agencias parlamentarias sin ponerse de acuerdo en el texto definitivo. Lo cierto es que su filtración a los medios de comunicación generó divergencias en organismos occidentales que se preocupan por los derechos humanos, quienes lo ven como un resabio del punitivismo indonesio más rancio.
Si llega a aprobarse, el nuevo código abrirá la vía para llevar adelante importantes cambios que pondrán en riesgo diversas libertades civiles. Hay más de 18 artículos problemáticos que generaron la ira de miles de estudiantes, quienes la semana pasada rodearon el parlamento quejándose de que los políticos quieren gobernar sus vidas privadas y la policía su moralidad.
Entre los artículos más controversiales está el que declara ilegal el adulterio, el que criminaliza felizmente la homosexualidad y el que condena con cárcel el concubinato. La ley también conculca la educación sexual y el aborto con penas durísimas para las “madres frustradas”.
Pero el código es mucho más que eso. Contiene un vago artículo que protege a “leyes islámicas vivientes” que discriminan a los creyentes de credos distintos al de Mahoma. Allí es donde desarrolla una serie de disquisiciones sobre qué se considera una blasfemia, las cuales son utilizadas para perseguir a las minorías religiosas, además de proteger al presidente y al vice, determinando que cualquier comentario negativo hacia sus personas será castigado como una ofensa criminal, lo que coartaría un poquito la tan mentada en Occidente “libertad de prensa”. También se sanciona la magia negra y se penaliza con la muerte la participación en organizaciones marxistas-leninistas.
Por supuesto, esto preocupa mucho a los europeos y yanquis pudientes que viajan a Bali para disfrutar de vacaciones de ensueño en paraísos de todo tipo. De hecho, los turistas que visitan Bali se verán afectados por las nuevas leyes, y no podrán mandarse macanas en público, fuera de los “all inclusive”. La Secretaría de Turismo de Australia advirtió a sus ciudadanos residentes en Indonesia y a aquellos que piensan viajar allí que estarán sujetos a leyes y castigos locales que son inimaginables para los parámetros australianos. De todos modos, los funcionarios creen que el nuevo código tardará aproximadamente dos años en implementarse de manera efectiva.
El presidente Jodo Widodo, levemente alarmado por las protestas juveniles, ordenó al parlamento suspender el tratamiento del código, argumentando que aún falta pulirle detalles. Igualmente, el temor de que se promulgue pronto, en forma aviesa y secreta, predomina en la población. Los jóvenes también están enojados por una cínica ley de anti-corrupción que el gobierno quiere establecer exclusivamente para eliminar las pruebas de sus delitos y desfalcos en el ejercicio del poder, al estilo macrista. Del mismo modo, están sulfurados por los incendios catastróficos en las selvas de Sumatra y Kalimantan, los incontables casos de abusos y violaciones a los derechos humanos del gobierno de Jodo y la militarización de Papúa Occidental.
El principal senador del partido de Widodo explicó que han demorado el “nuevo código penal” para reducir la tensión pública y contemplar las demandas de los indonesios. Y que lo más probable es que sea votado luego de las próximas elecciones. El ministro de Seguridad Wiranto urgió a los estudiantes a abandonar las calles luego de la cancelación de la sesión parlamentaria. Por ahora, los turistas deseosos de aventuras maravillosas pueden planear tranquilos sus vacaciones: Indonesia continúa teniendo un código penal favorable a sus prácticas depravadas.