Sacrificio

Di un ojo para salvar de la noche a un bebé nacido ciego,

y ahora con semi-visión ansiosa encuentro vasta alegría

en pensar en un niño que puede ¡compartir conmigo el éxtasis de la tierra!
Deleite del amanecer con brillo húmedo sobre la rosa damasco, carmesí y dorada

mientras los pendones se agitan donde fluye el atardecer,

y la visión más cerca del paraíso, los cielos tachonados de estrellas.
¡Ah! Cómo me siento en la edad de la vejez, que siempre terminen mis días

pudiendo revelar el cielo esplendoroso de estrellas a la mirada infantil,

no daría un ojo sino los dos, bueno, ¿no lo harían ustedes?

 

traducción: Hugo Müller

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