Heroica resistencia yemení jaquea planes saudi-yanquis
Los emires y jeques de reinos saudíes y aledaños pensaron que su excursión en Yemen pronto se resolvería a su favor, sometiendo a su gobierno y su pueblo a bloqueos, inanición y epidemias que bastarían por aniquilarlos. Trump dio su apoyo a los planes saudíes y emiratíes, Europa aplaudió primero y después hizo la vista gorda ante el desastre humanitario ocasionado. En Bahrein siguieron adelante con su ritmo de torturas y muertes a opositores o de simpatizantes de Irán. Días, semanas, meses y años de bombardeos a poblaciones civiles indefensas no alcanzaron para doblegar al endeble ejército yemení, sostenido por guerreros famélicos dispuestos a inmolarse para producirle graves daños al enemigo. Y en efecto, en las últimas dos semanas, dos contraataques con drones y aviones sagaces lograron ponerles los pelos de punta a los jeques árabes, quienes anonadados, no comprenden cómo sus miles de millones de dólares, conjugados con el aporte del ejército yanqui, no alcanzan para conquistar los desolados campos petrolíferos del país más pobre de Medio Oriente.
Como arengó una vez el famoso futbolista argentino Cholo Simeone, “con el cuchillo entre los dientes” los yemeníes están demostrando que las guerras modernas no se ganan con declaraciones de prensa y dispositivos bélicos asimétricos. Ferozmente, palmo a palmo, continúan luchando y dándole sustos a los inhumanos invadores que, viendo la inutilidad de sus fuerzas, comienzan a replegarse por temor a una fatal contraofensiva.
Según reportes que nos llegan del epicentro de las batallas, las fuerzas yemeníes han recuperado varios bastiones y ciudades, e incluso han embestido sobre puntos específicos del enemigo, dejándoles en claro que están muy lejos de ganarles esta guerra. La estrategia de los adalides yemeníes ha asombrado a los más avezados analistas de la geopolítica de Medio Oriente, y pocos encuentran explicación a su sublime resistencia en medio del caos y el hedor de los cadáveres en descomposición. En todo caso, los crímenes de lesa humanidad perpetrados por yanquis y saudíes (e israelíes) están comenzando a ser vengados por la fuerza aérea yemení, que legítimamente ha comenzado a ejercer acciones en defensa de su patria.
El pasado jueves, el Ejército yemení, respaldado por el movimiento popular Ansarolá –catalogado como terrorista por Estados Unidos, realizó dos operaciones contra los agresores, una en contra de un desfile militar de las tropas apoyadas por Arabia Saudí en Adén, en el suroeste de Yemen, dejando más de 50 mercenarios muertos y 200 heridos. En el segundo ataque de represalia, llevado a cabo con un misil balístico de largo alcance ‘Borkan 3’, las fuerzas yemeníes impactaron una base militar saudí en Al-Damam, causando en este caso más de 100 muertos y tiñendo de rojo rubí las aguas del caldeado Golfo Pérsico.
-¿Qué mierda está pasando? –preguntó Trump a Bin Salman, alarmado por los traspiés sufridos.
El príncipe descuartizador se quedó mudo en su teléfono satelital, que para mayor oprobio, fue intervenido por un miliciano yemení que proclamó: “Llegó el tiempo de la justicia divina, ustedes ya ha cometido varias masacres en nuestro país, ahora van a recibir las respuestas que se merecen”.
El general de brigada Yahya Sari ofreció una conferencia de prensa donde dio detalles de la actualidad de su ejército y anunció más golpes y ataques a aeropuertos y bases militares saudíes. Sus misiles y drones están demostrando una efectividad bárbara que ha dejado a los crueles invadores patitiesos. El general concluyó la ronda de preguntas con la siguiente advertencia: “Pronto se van a producir varias sorpresas para los traidores a Alá. Si los Al Saud y sus aliados no finalizan los bombardeos y bloqueos sobre nuestra tierra en esta semana se van a arrepentir…”