Alegría de cacharro
Pasadas latas de ceniza y gatos callejeros, fétidas alcantarillas desbordantes,
líneas leprosas de pisos rancios donde revolotea el lino furioso,
con un sonajero y un frasco, ¡escucha! Canto una feliz canción,
mientras acelero a mi Señor lejos del veneno de la ciudad.
Lo acelero al mar deportivo, lo observo azotando el mar,
encender su pipa y preparar su té en un pequeño bosque de pinos,
refugiándolo en paz mental.
Sueños amodorrrados en lugares placenteros, donde los ojos de las mujeres son amables,
y los hombres tienen rostros rubicundos.
Sólo soy un cacharro pero él siempre ha sido mi amante,
así cada domingo a la mañana intento redescubrir la alegría juvenil.
Porque él ama lo libre y salvaje, y aunque él nunca lo sabrá,
la naturaleza lo estremece con alegría y el frenesí del poeta.
El es un pequeño administrativo de facturas, yo soy un desgastado y anciano carro,
tengo un destello asmático, él un hígado alcohólico,
aún con traqueteo, crujido y sonido metálico somos líricos por un día,
entonces otra maldita semana viviendo por otro domingo.
traducción: Hugo Müller