El hombre satisfecho
El dijo: “Qué bueno es Dios conmigo, que no tengo una alta mansión,
con árboles y césped suave como el terciopelo, y felices ayudantes a mi disposición.
Mi vida está desbordada de belleza, con horas tranquilas y sueños lejanos,
¿se preguntan si le tributo a Él la mejor de las oraciones, un corazón agradecido?»
El dijo «Qué bueno es Dios conmigo, ¡pero míren!,
aunque se ha ido toda mi riqueza, qué dulce es ganarse el propio pan
con brazos musculosos y rebosando salud.
¡Oh, ahora conozco la felicidad del esfuerzo!
Dormir tan sonoramente, despertar tan listo.
¡Ah, sí, qué gloriosa es la vida! Le agradezco a Él por cada día”.
El dijo: «Qué bueno es Dios conmigo, aunque se hayan ido la salud y la riqueza, es verdad,
las cosas podrían empeorar, podría estar muerto, y aquí estoy viviendo, riendo también.
Sereno espero bajo el cielo de la tarde, y cada hombre es mi amigo,
soy el hombre más contento de Dios… Él me mantiene sonriendo hasta el Fin”.
traducción: Hugo Müller