Campesino español
No tenemos la vana aspiración de un paraíso utópico,
y aquí en nuestra soleada España, aunque el hombre explote a su par,
humildemente nos rendimos a la alta fuerza, y rehuimos de la política para trabajar,
contentos de labrar un campo benigno y extraer la generosidad de la tierra.
Nos dicen que las guerras jamás cesarán, dicen que el mundo está desquiciado.
¡Qué bien lo sabemos! Pero la paz es paz aún impuesta a punta de pistola.
Y hemos aprendido bien nuestra lección, por muchos una muerte, por muchos una lágrima,
así déjenos vivir un hechizo feudal, el costo de la libertad es demasiado anhelado.
Dejen que seamos rebaño, orando para que el estímulo no sea una espada,
en servidumbre obedeciendo ciegos el tirano régimen de nuestro Señor.
Su ejército puede ser rápido para asesinar, su Iglesia nos enseña humildad…
Pero nunca, nunca pagaremos nuevamente el precio de sangre por Libertad.
traducción: Hugo Müller