Asientos de inodoro

Mientras estoy emulando a Keats mi hermano fabrica asientos de inodoro,

los cuales, dicen, son trabajos de arte, rasgos estéticos de martillo,

tan exquisitamente son realizados con un plástico de tono pastel,

de topacio, marfil o rosa, invitando a un sereno reposo.

Me dijerón que los rajás tienen asientos de oro (me temo deben ser muy fríos).

Pero los de Tom tienen un calor termoestático para saludar con gracia tu simpatía.

Están iluminados con luces de neón como la plata, haciendo un halo mientras te sientas:

¡entonces sí!, tocan con tono dulce una melodía de Mendelssohn.

Oh, si fuera lírico como Yeats no cantaría sobre asientos de inodoro,

mejor sería tímidamente una serenata a una estrella,

así tengo que tomar las cosas como son.

Porque aún los reyes deberían apropiárselos, tan esenciales como un trono:

así mientras tironeaba de las tetas de la Musa envidio los asientos de inodoro de Tom.

 

traducción: Hugo Müller

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