Sin pollo de domingo

Pude haberlos vendido porque hacía mucho que no pagaba el alquiler,

y Grimes, mi abogado, dijo que estaba haciendo lo apropiado:

¿pero cómo podría ser tan inhumana?, y ser una mujer gentil.
Aún así soy pobre como un ratón de capilla, escatimando para llegar a fin de mes,

y tengo que dejar mi pequeño hogar para comprar lo suficiente para comer:

porque todavía ahora para mantenerme tengo que seguir cosiendo.

Sylvester es un hombre viudo, empleado en una tienda de hardware,

estimo que hace lo mejor que puede para alimentar a sus cuatro niños:

seguro es duro, no pienso que sea divertido, le presté dinero tardíamente.

Quiero quitarme una lágrima aunque sea al suponer que algún monstruoso subastador

venda sus ropas y herramientas: preferiría sacrificar pan y manteca que verlos irse por la alcantarilla.
Soy una cosa vieja, suave y tonta, pero ¡oh, cuatro niños!
Espero hacer un pastel elevado y dejárselos en la puerta…

Algún domingo, queridos, compartirán mi sueño, pollo frito y helado.

 

traducción: Hugo Müller

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *