El dios joven
El dios joven miró desde su lugar en las torres de mando del cielo,
y vio el mundo a través de la extensión del espacio como una bola de golf gigante dirigida.
Y como estaba aburrido, como suelen estar los dioses,
con alta felicidad celestial agarró las riendas de una estrella fugaz
y condujo hasta la tierra.
El dios joven en medio de las hojas y el barro pasó con un aire cansado
hasta que ¡sí!, llegó a un charco de lodo y algunos cerdos estaban rondando allí.
Entonces se sumergió con gritos de alegría y se mantuvo en posición supina,
porque no tienen barro en el paraíso, y tampoco tienen chancho.
El dios joven se olvidó de sí mismo, chapoteaba sobre el barro con los pies,
con el divertido descuido de un muchacho juguetón su risa temeraria se elevó.
Hasta que al fin se cansó, en un arroyo cercano se lavó cada mancha,
luego se levantó suavemente hacia el radiante cielo, un dios nuevamente.
El dios joven ahora encabeza la lista de sus pares del cielo,
se sienta en la casa de alto control y regula las esferas.
Aún él se pregunta, como supondrán, si entre dioses divinos
los mejores y más sabios no son aquellos que se han revolcado un rato con los cerdos.
traducción: Hugo Müller