Segunda infancia

Cuando estoy en mi paseo matinal, porque soy apacible,

si estoy con ganas de conversar elijo un niño.

Prefiero parlotear con una muchacha de tierna edad que conversar

en la clase de elevadas frentes con sabiduría universitaria.

Amo el contacto de una mano de seda que suavemente se aferra,

en la vejez comprendo las pequeñas cosas de la vida.

Y los ojos confiados, esas son las diversiones que me mantienen joven mientras muere la luz del día.

Porque me dirigiría gentilmente a la segunda infancia,

con el corazón feliz veo por qué los niños son tan queridos.
Entonces sabio Profesor, vaya por su camino,

me entretengo hasta la melancolía amando la divertida risa de un niño.

 

traducción: Hugo Müller

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *