Negra en Notre Dame

Cuando me dirigí hoy a misa una sirvienta de color se sentó a mi lado,

y mientras observaba su rezo arrodillada, su reverencia era linda de ver.

Porque aunque pueda haber o no un Dios poderoso y misericordioso,

su amor es como un resplandor que glorifica al necio más ruin.

Y entonces una dama almidonada y mocosa que se sentaba al otro lado dijo:

Señor, ¿no es una vergüenza que cosas así estén permitidas?
En mi tierra natal, esoy orgullosa de decirlo, sabemos bien como manejar a los negros,

y no dejaríamos a una chica negra rezar y adorar a Dios junto a una blanca”.
Su tono tan agrio me desconcertó porque sólo soy un simple hombre.

En cada persona veo un amigo, aunque sea amarilla, marrón o negra y bronceada.

Porque tendría cinco hijos con cualquier sirvienta gentil de color,

y tomaría una copa con cualquier hombre vivo, de cualquier raza, de cualquier matiz.
La religión puede ser falsa o verdadera, las iglesias pueden estar equivocadas o tener razón,

pero si hay Fe en tí puede ser como una luz luminosa.
Y aunque no carezco de piedad y rezo como el mejor,

estoy seguro de que Dios le daría a aquella muchacha negra y no a mí su aprobación.
Sí, puedes restregarlo día y noche, nunca cambiarás la piel de un negro,

pero tal vez él sea tan blanco (o aún más) que tú… en tu interior.
traducción: Hugo Müller

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