Maternidad

Había una vez un cuadrado, un cuadrado pequeño,

y amaba a una triángulo elegante, pero ella era una coqueta,

y alrededor de su falda lo hacía colgarse en vano.

Oh, él quería casarse y no tenía espanto de las penas y disputas domésticas,

porque pensaba que su destino era procrear lindos y pequeños cuadrados y triángulos.

Ahora, un día ocurrió en aquel geométrico camino que se pavoneó un cubo grande y arrogante.

Con una mirada altiva hizo que el cuadrado tuviera el aire de un perfecto bobo,

la triángulo cayó a su sólido hechizo, y se estremeció con la enfermedad del dulce amor,

porque se deleitó con su altura y envergadura, ¡pero cómo adoraba su grosor!
Entonces el pobre y pequeño cuadrado se moría de desesperación,

porque no podía estrangular su amor, mientras el arrogante cubo llevaba al lecho nupcial

a aquella bonita y sutil triángulo.

Ella olvidó por mucho tiempo el triste destino del cuadrado,

y sus apasionadas pretensiones…

Porque dotó en sus hijos, oh, tan bonitas pirámides en un mundo de tres dimensiones.

 

traducción: Hugo Müller

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