La gira siniestra del mafioso Pompeo
Mike Pompeo realizará otra gira fantástica por Sudamérica para visitar a los gobiernos cipayos y obedientes de Chile, Perú, Paraguay y Colombia, instándolos a iniciar una confrontación armada contra Venezuela, que le demandará apenas tres días de su vida de evangelista de la muerte. Más allá de su apellido asociado a la mafia tradicional, el secretario de estado yanqui es un empresario del Tea Party partidario de las políticas más agresivas y criminales hacia sus enemigos políticos. Y la mafia que él encabeza, como adláter del rubicundo Trump, no sólo controla los negocios de la droga, la prostitución, el tráfico de armas y la trata de personas dentro y fuera de Estados Unidos, habiéndose apropiado de las instituciones civiles y militares, las iglesias, los medios de comunicación, la industria y las finanzas de la primera potencia mundial. De estemodo, su estado mayor abandonó Chicago y se aposentó en la Casa Blanca (Cabieses, 2019, Prensa Latina, Cuba).
En efecto, Mike Pompeo es sólo un bandolero más de la “familia Trump”, a la par de otros gángsteres de relieve como Mike Pence, John Bolton, Elliot Abrams y Marco Rubio, cuyas brutalidades marcan a fuego la decadencia del imperio yanqui. Mientras el mundo hierve por el calentamiento global, se multiplican los conflictos en Africa y Medio Oriente, y la reciente victoria de Bibi Netanyahu en Israel abre las puertas al soñado Apocalipsis. ¿Qué otra cosa es Libia, con el bueno de Haftar decidido a plasmar la venganza del extinto coronel Kaddafi?, ¿a qué se parecen las situaciones de Haití o de Sudán, o mismo del Congo o Madagascar? ¿O acaso no es suficiente dolor de cabeza, o de huevos, el amontonamiento de miles de infelices centroamericanos en la frontera méxico-estadounidense? A todo esto, no se ve que Rusia y China vayan a aflojar, y mucho menos Venezuela… Ahí está el motivo de la gira siniestra para machacar conceptos. Los presidentes-títeres de los países visitados, más otros encumbrados como Macri o Bolsonario (y varios más), han dado suficientes pruebas de docilidad perruna ante la voz del amo trumpista.
Pompeo siempre ha ostentado en oratoria el estilo barrabravesco de su estirpe. Con el característico pensamiento lumpen de los que se saben impunes, ha enfrentado escándalos financieros y denuncias de extorsión con sonrisas y desprecio, sabedor de que Trump ha diseñado un aparato de Justicia “a la carta”. Así funcionan las mafias de políticos, servicios de seguridad y fuerzas armadas modernas. Así se quieren apoderar de las inmensas reservas
de petróleo, gas, oro, hierro, níquel, diamantes, coltán y otras riquezas que atesora el suelo venezolano.
Los países que visitará Pompeo saben que éste es el principal objetivo de la mafia asentada en el poder imperial, y son cómplices por gusto, porque se solazan en su miserabilidad humana. Recibirán con honores al secretario de estado y lo alojarán en carísimos hoteles con sus custodios armados hasta los dientes. En las reuniones que se organizarán en las respectivas Casas de Gobierno Pompeo “coacheará” a los presidentes para que ejerzan con mayor decisión su abyecto papel de Caín.
La banda criminal de Trump está obsesionada con sus planes golpistas y no puede sofrenar sus constantes intentos de derrocar a Maduro. Su embajador en Caracas, Juan Guaidó, va a cumplir 90 días de ‘presidente encargado’ y todavía no controla ninguna institución del estado. Sus convocatorias son cada vez más escuálidas y en cambio se mantienen en alza y vigorosas las movilizaciones y la organización del pueblo revolucionario. Estados Unidos continúa violando todas las leyes internacionales y esforzándose por soluciones baratas y directas, como el magnicidio, fracasando ya en varias ocasiones. Entonces, ¿cuál es el motivo de la gira de Pompeo? Simplemente, orquestar una operación mafiosa más in situ para supervisarla y otorgarle mayor eficacia. Así trabajó cuando fue jefe de la CIA, y así se comporta como secretario de estado, como el mafioso más grande del mundo…