El francotirador
Porque en mi hogar de Tennessee yo era campeón de tiro,
hicieron un francotirador de mí, y les dí a noventa krouts[1]:
¡deseo no haberle dado a Cristo!
Pensando en sus vidas arrasadas me pongo triste,
esos tipos sin duda tenían hijos y esposas,
y un hogar feliz como yo: todavía puedo ver sus cadáveres.
Sí, noventa hombres o más mi mano ha precipitado al infierno,
me cargaron con medallas y me dijeron que hice bien: un héroe para una tanda.
Pero el cielo me ayuda a olvidar a los hombres que he asesinado,
el borboteante flujo de sangre que dejé…
Nunca más mataré: aplastar moscas me da pena.
Sólo déjenme soñar cuando todos veamos el fin de los soldados,
cuando las banderas de famosa victoria se desmoronen,
y el acero letal y la explosión de la batalla sean pesadillas del pasado.
[1] Modo despreciativo en que los soldados ingleses, franceses y estadounidenses se referían a los alemanes en la II Guerra Mundial.
traducción: Hugo Müller